Pan y circo
Indolencia
Más que en puntos, el Córdoba superó al Cádiz en motivación
Sólo dos puntos distanciaban en la tabla al Cádiz y al Córdoba antes de comenzar el partido en el Nuevo Arcángel y, una vez iniciado éste, parecía que la diferencia entre ambos fuera abismal. Una diferencia que no se manifestaba sólo en la calidad y precisión del juego, sino, y eso es lo más inexplicable, en motivación, ansias, deseos de ganar.
Los locales saltaron al campo con la intención de apurar el último cartucho para alcanzar la liguilla de ascenso y los visitantes parecían como de paseo por la ciudad califal, como si el duelo constituyese un pesado trámite que había que cumplir y en el que nada se jugasen. Tal deferencia de estimulación para afrontar un encuentro tuvo su impactante repercusión en lo acontecido en el césped: mientras un equipo ganaba todas las disputas e imprimía intención e intensidad en todas sus acciones, el otro parecía jugar al cansino y torpe ritmo que le marcaba su propia indolencia. Sólo el acierto en dos jugadas aisladas en la segunda parte, nos permitió maquillar un marcador que pudo resultar mucho más abultado. Ni valen excusas arbitrales ni el apelar al infortunio de jugadas desgraciadas, sencillamente un contendiente fue a por la victoria y el otro pasaba por allí. Si ya la liga se nos hizo larga desde, casi, sus inicios, lo que queda de competición no puede convertirse en un páramo insufrible donde sólo impere la apatía y la indolencia. Y, cuidado, porque los rivales que nos esperan, salvo el Ferrol ya descendido, se juegan el ascenso en estas jornadas finales. Por lo que, o cambiamos la manera de afrontar los partidos o éstos se pueden convertir en episodios sonrojantes, en un triste, bochornoso epílogo, de una temporada para olvidar. La indolencia genera distanciamiento y es muy contagiosa. Esperemos que nunca inunde y predomine en la afición.
