pan y circo

Consummatum est

'Los hados generosos de la fortuna sólo pueden asistir a quien pone todo de su parte y aquí no se ha dado el caso'

Iza no puede parar a un rival del Almería ni agarrándolo.
Pepe Reyes

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Tal como se veía venir, se cumplieron rigurosamente las más agoreras de las profecías y, tras una temporada lamentable, el Cádiz desciende con todo merecimiento a segunda división. Drama que no por esperado deja de ser doloroso, pues hasta el último instante la afición se aferraba a la más rocambolesca, casi inaudita combinación de resultados favorables que propiciara la salvación.

Pero no pudo ser, sobre todo porque los hados generosos de la fortuna sólo pueden asistir a quien pone todo de su parte en cuanto a empeño, convicción y buen hacer. Y este no ha sido el caso de los amarillos, que ni siquiera en esas decisivas, urgentes jornadas postreras ofrecieron muestras de convincente mejoría. A pesar de que nos quisiéramos autoengañar con el espejismo de dos victorias agónicas y consecutivas ante adversarios que nada se jugaban y compitieron a medio gas como Getafe y Sevilla. Forzada quimera que se derrumbó desmoronada en el decisivo duelo frente a Las Palmas, rival que también se jugaba la vida en el envite y que apretó lo justito a nuestros jugadores para que éstos volvieran a las pertinaces andadas de la inoperancia y la fragilidad.

Quedó así consumado el fracaso, con su inevitable estela de estupor y desolación y ha deparado una semana de tristeza, de reflexión y de luto, que aún ha contado, para más inri, con el sombrío epitafio del intrascendente partido contra el Almería, que de lo que iba a ser un simple trámite hasta han conseguido a que haya pasado a ser a una deshonra. Para los más viejos del lugar, curtidos en los convulsos vaivenes que la historia de nuestro equipo depara, este descenso de la máxima categoría supone el sexto de los ya vividos y cada uno de ellos desbordó un drama de no fácil asimilación. Pero lo que no debemos olvidar es que ese drama puede adquirir tintes de tragedia si se encadena otro descenso consecutivo que nos vuelva a sumergir en los infiernos que habitan fuera del fútbol profesional. Ya nos ocurrió en las dos ocasiones recientes que bajamos de primera, por lo que mucho cuidado con la confección de una plantilla que ha de competir con garantías en la igualada y traicionera segunda división.

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