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El techo de cristal que ahoga a este Cádiz CF
La mayoría de los jugadores más habituales este año han dado sus mejores momentos en la categoría de plata, de donde provenían
Han dado lo mejor de sí y en el despacho presidencial del Cádiz CF se seguía contando con ello. Pero todo tiene un final o, como mínimo, un descanso, un retroceso, un parón, un estancamiento. Y en ese justo proceso de frenada total se encuentra el equipo de Mauricio Pellegrino que, como antes Sergio, está sufriendo las carencias de una plantilla que se ahoga por culpa de su techo de cristal.
Muchos son los jugadores del Cádiz CF que sus mejores años los han dado en Segunda División. El caso más notorio es el de Álex Fernández, que incluso fue el máximo goleador del equipo del ascenso con Cervera jugando como mediapunta. Después, ya en Primera, se fue desdibujando hasta ocupar un puesto regularmente en el banquillo. Sin embargo, y a pesar de ello, el madrileño fue renovado por el club a sabiendas de que su rendimiento había pasado a bajar notablemente como consecuencia de la subida de peldaño en la categoría. Álex fue un gran fichaje de la era de Juan Carlos Cordero, que aprovechó el descenso a Segunda B del Elche para conseguir el pase libre y traerlo a un Cádiz CF que iba en crecimiento. Efectivamente, Álex llegaba a una entidad tras dejar otra en Segunda B.
Otro cosa muy parecido es el de Iza Carcelén, que solo cuando ha estado jugando al doscientos por cien ha rentabilizado su presencia en Primera. la prueba más clara de que el portuense es un jugador de Segunda ido a más es el pasado verano tuvo que renovar a la baja después de no encontrar acomodo en ningún otro equipo de Primera. Evidentemente, el lateral pasó por lo mismo que su compañero Álex, que tras escuchar los cantos de sirena del Betis parecía encaminar su futuro a Heliópolis sin concretarse nunca. Fue entonces cuando el Cádiz CF valoró de nuevo renovarle a un coste más rentable para las arcas del club. Y si Álex llegó al club de La Laguna tras descender a Segunda B con el Elche, lo mismo le pasó a Iza, que firmó con el club cadista justo después de bajar a Segunda B con el Rayo Majadahonda, donde hacía las veces tanto de extremo como de lateral con Iriondo como entrenador.
Otro jugador con aroma parecido a los dos anteriores es Fali, que ha dado un rendimiento excepcional después de llegar en el mercado de invierno de la penúltima temporada en Segunda División. Y como Álex e Iza, el defensa valenciano triunfó por todo lo alto al dejar un equipo con marchamo de Segunda B como el Nàstic de Tarragona, que lo dejó ir al Cádiz CF cuando tenían prácticamente los dos pies en Segunda División B. Fue el curso siguiente cuando Fali acabó explotando en Carranza en un ejercicio que acabó en ascenso. No hay que olvidar tampoco que con el club ya en Primera, su nombre fue manejado en una operación para venderlo al Almería de Segunda, pero las ganas, el coraje e ilusión del jugador por permanecer en Primera y en Cádiz fueron determinantes para que hoy en día siga vistiendo la camiseta amarilla.
El caso de Iván Alejo no es tan idéntico al de sus compañeros, peor también guarda parecido dado que subió con el Cádiz CF a Primera tras llegar en Segunda procedente del Getafe, donde no tenía sitio en la plantilla de Primera. El ascenso del conjunto amarillo ha ido en consonancia con la regularidad de un futbolista que ha sabido, con algunos altibajos, consolidarse en la elite.
Dos de los futbolistas que más tiraron del carro para conseguir la primera permanencia obrada por Sergio de las dos que firmó fueron Fede San Emeterio y Rubén Alcaraz. Ambos jugadores personifican a la perfección lo que es este Cádiz peleón, pero muy limitado. Ambos llegaron en el mercado de invierno de hace dos cursos y lo hacían desde el Valladolid de Pacheta, que por entonces se encontraba peleando por subir a Primera sin la participación de dos mediocentros que se convirtieron en esenciales para Sergio.
Otro ejemplo idóneo para entender el techo de cristal que sufre este Cádiz CF de Pellegrino es la excepcionalidad de Chris Ramos, un delantero que llegaba hace dos mercado de invierno desde Lugo, donde era el pichichi de un equipo que acabó descendiendo a Segunda B. El ariete gaditano es titular indiscutible por delante de otros compañeros con más experiencia y teóricamente más talento como Sergi Guardiola o Maxi Gómez.
Hasta siete titulares potenciales tiene este Cádiz CF de descenso que vienen o han desarrollado su mejor fútbol en Primera cuando soplaba el viento a favor y estaban al cien por cien tanto mental como físicamente pero Primera no es Segunda División , una categoría a la que se acerca peligrosamente a pesar del exquisito rendimiento que todos los anteriormente citados están dando por encima de jugadores catalogados sobre el papel para marcar diferencias. Esa es la dura realidad de un equipo abocado a un triste final si los que deben dar el nivel permanecen dormidos o desactivados.
A todo esto hay que sumar las inoportunas lesiones de San Emeterio, Luis Hernández o Roger y las no menos importantes operaciones que sufrieron Ocampo, Guardiola, Chust o Zaldua y por las que, como es lógico, no están al nivel de lo que lo estuvieron antes de entrar en el quirófano. Desde luego, el panorama es desalentador.
