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Sergio no tiene otra que usar lámparas donde debía ver sofás

Los dos últimos fichajes de verano no eran lo deseado por un entrenador que en Mestalla tuvo que contar de inicio con ellos por circunstancias del guión

Sergio se desespera en la zona técnica del banquillo visitante de Mestalla.

Alfonso Carbonell

Sólo los que son más talluditos recordarán la anécdota del sofá y la lampara de Rafa Benítez cuando era entrenador del Valencia. «He pedido un sofá, y me traen una lámpara», dijo el actual entrenador del Celta cuando en el año 2003 su entonces director deportivo, Suso García Pitarch, le trajo a Ricardo Oliveira y Néstor Fabián Canobbio, dos perfiles que no había pedido el exentrenador de Liverpool y Real Madrid, entre otros.

Pues bien, a Sergio no le ha hecho falta abrir públicamente la boca para afirmar lo que en su día afirmó Benítez, pero sus alineaciones deja a las claras que está poniendo lámparas donde quería sofás y viceversa. De entrada, la titularidad este pasado lunes de Kouamé y Robert Navarro es un ejemplo claro de las vicisitudes con las que se está encontrando para darle a su equipo lo que en verano quería darle. Sin embargo, el final de un mercado de fichajes que fue aprobado por la mayoría del entorno no está dando los resultados esperados a pesar del visto bueno de todo quisqui.

Los resultados son los resultados y estos imperan por encima de todo. Después ya están las sensaciones, que tampoco están siendo nada halagüeñas. Y luego, más atrás y más evaluables que las dos anteriores, están las declaraciones del propio entrenador y, lo más importante, sus alineaciones, ahí donde habla a las claras de lo que tiene y deja de tener. Lo que parece claro es que ha dejado de tener a José Mari y Álex, dos mediocentros que antaño eran importantes en la plantilla y que ahora están siendo residuales. Cómo no estará la cosa en la sala de máquinas que un advenedizo como el malí Kouamé fue titular en Mestalla ante las bajas de Alcaraz (sancionado) y San Emeterio (lesionado).

Se desconoce si Sergio se quedó o no ronco el pasado verano de pedir un refuerzo en la medular que viniera a hacer la competencia a Fede San Emeterio, que a las primeras de cambio entraba en boxes y abría un melón complicado de explorar hasta enero. No hay recambio para el cántabro. No lo hay. Eso lo ha tenido que decir por activa y por pasiva durante el mercado de verano el técnico catalán pero en la sección de fichajes o no ha llegado el mensaje o no había de su talla.

Por eso, ahora Sergio se encuentra usando lámparas en vez de sofás. Ni Kouamé, un prometedor jugador que ha venido como apuesta del club pero sin la adaptación necesaria ni al fútbol español ni al sistema de Sergio ni al idioma por supuesto, ni Robert Navarro, otro excelente pelotero pero que no cuadra en los planteamientos de este Cádiz CF, están a la altura táctica de un equipo que se descompone por momentos. Sergio aplaude y ve la calidad de ambos, pero son dos registros que él no controla y que, quien sabe, deberá o no gestionar de la mejor forma posible para sacarles partido. En Mestalla lo intentó, pero salió cruz.

Así que, entre los descartes por naturaleza que parece haber hecho ya Sergio (Momo Mbaye, Negredo, Álex y José Mari), entre el mal momento de titulares por decreto (Escalante, Iza, Javi Hernández, Meré o Maxi Gómez), entre los lesionados o jugadores fuera de tono (Luis Hernández, Víctor Chust, San Emeterio o Brian Ocampo) y los jugadores que ha de usar pese a no ser de su estilo, lo cierto es que al conjunto gaditano se le abre un horizonte desconocido puesto que el inamovible 4-4-2 debe ser correoso de mover con el tren en movimiento.

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