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Ruptura total en el final de la Liga

Brigadas Amarillas y la directiva exhibieron su divorcio en los peores momentos del equipo

Un aficionado cadista, durante el encuentro ante Las Palmas. francis jiménez

Alfonso Carbonell

Mal, todo mal. La verdad es que el año que se ha pegado el Cádiz CF, casi que todos sus estamentos podría decirse, es para recordarlo un tiempo y que sirva para aprender de todo lo que no hay que hacer en un club de fútbol. Por no estar a la altura, hay quien dice que no lo ha estado ni tan siquiera la afición. Esa misma que no se ha cansado de recibir jornada tras jornada al equipo en loor de multitudes tras derrota tras derrota con imágenes inaceptables sin hacer ver a los jugadores que por el camino que iban acabarían donde han acabado.

Así de anestesiada la grada se ha pasado buena parte de la aciaga temporada y cuando ha venido el lobo ya era tarde, muy tarde. Tan tarde que hasta las protestas a la directiva han resultado algo forzadas a juicio de no pocos espectadores de Carranza, que este pasado domingo afeaban a Brigadas Amarillas su enfado con el equipo y los dirigentes en un momento trascendental para el equipo, que se jugaba la permanencia sobre el césped.

La intrahistoria es la siguiente y hasta conocida. Ya ante el Getafe, «la primera de las finales» para Pellegrino, explotó la situación comenzando por una convocatoria media hora antes del encuentro en el que los colectivos Brigadas Amarillas y Alma Cadista protestaban en las puertas del club con cánticos e insultos en contra de Manuel Vizcaíno y Rafael Contreras.

Lo peor estaba por llegar y fue ya en el estadio, coincidiendo con la salida de los equipos. La pitada fue generalizada y hasta los gritos de 'Vizcaíno dimisión' resonaron con fuerza en unas gradas llenas de espectadores que veían como por primera vez en la temporadas los bafles del estadio no se silenciaban en el himno de Manolo Santander con tal de hacer menor el tremendo abucheo que se estaba llevando tanto equipo como presidente. Durante el encuentro, el ambiente no fue el mejor para un equipo que se sobrepuso al mismo gracias a la indolencia de un rival sin ganas.

La victoria ante el Getafe y la posterior ante el Sevilla llenaron de humo el globo amarillo, que a pesar de ello llegaba bien alto a Carranza con ocasión del encuentro ante Las Palmas en el que se terminó de firmar el divorcio entre el grupo de animación de fondo sur y la directiva tal y como aseguraban los propios Brigadas Amarillas en un tuit en el que denunciaban el Cádiz CF no había permitido utilizar los bombos, megáfonos, pancartas y banderas.

Producto de ello, Brigadas Amarillas reaccionó, a modo de castigo, pagándolo con el equipo, al que no solo no animaron durante los primeros minutos sino que le hicieron convivir con un clima de tensión en el que no todo el estadio entendió el momento. De hecho, muchos aficionados pitaron a Brigadas cuando estos iniciaban sus protestas al palco. También antes, con ocasión de la salida de los equipos y el himno, se volvió a bajar el volumen para que fuera cantado por la afición en su conjunto, sin embargo, de nuevo los cánticos en contra que provinieron del fondo sur hicieron que la megafonía volviera a sonar con fuerza para acallar los abucheos de los brigadas.

Todo esta polémica no sentó nada bien en el vestuario, que así como que entendieron el clima de castigo ante el Getafe, no pensaron que fuera el más idóneo ante Las Palmas después de conseguir las dos victorias seguidas y tener el apoyo generalizado de una afición que, esta vez sí, en los prolegómenos del encuentro recibieron de la mejor forma posible al autobús oficial del Cádiz CF en su entrada al estadio.

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