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La reacción que no llega y agoniza

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Los amarillos siguen sin dar un paso al frente en cuanto a la salvación se refiere y el tiempo se agota, mientras sus rivales no dejan pasar las oportunidades

Michel se preocupa por Alejo en el partido en Girona l.v.
Rubén López

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Se le acaba el tiempo a este Cádiz CF. Poco más de un mes para acabar la temporada y la situación del cuadro cadista no mejora, ni mucho menos, va a peor. Porque ahora la distancia con los puestos que dan la permanencia han aumentado a seis puntos y lo peor ya no es eso, que no es poca cosa. El resto de equipos que en teoría estaban en la pugna con el cuadro cadista han tomado distancias considerables, logrando incluso una permanencia virtual que les deja a un mundo del cuadro gaditano, caso de equipos como el Rayo Vallecano y el Alavés, a nueve y diez puntos respectivamente del conjunto gaditano.

La situación es prácticamente crítica. La permanencia sigue siendo posible porque las matemáticas aún lo permiten pero la realidad es muy dura para el equipo de Pellegrino. En los planes de muchos estaba acabar esta jornada a seis puntos de la salvación pero en esas cuentas no se creía que todos lo rivales que preceden al Cádiz ganarían en esta jornada. Y así ha sido.

Ha sido un fin de semana desalentador. El Cádiz ya afrontaba el choque de Montilivi sabiendo que Celta y Rayo Vallecano habían ganado sus encuentros, además remontando el tanto inicial tanto de Las Palmas como de Osasuna. Una demostración por parte de gallegos y vallecanos de querer quedarse en Primera División, sobreponiéndose a los tantos del rival y mostrando señales evidentes de que la permanencia en la máxima categoría debe ser un hecho.

Y llegó el choque ante el Girona, donde se mascaba la tragedia a tenor del rendimiento del conjunto catalán en su feudo y el del Cádiz a domicilio. Las trayectorias están para algo y en apenas veinte minutos quedó claro que el cuadro cadista lo iba a pasar muy mal en tierras catalanas. Una primera parte en la que el conjunto cadista parecía un equipo de juveniles ante un Girona que bailó, literalmente, a su rival y que se conformó con un 2-0. La segunda parte fue un quiero y no puedo de un Cádiz que está a años luz de demostrar que puede remontar un partido o que puede meterse en un choque a pesar de tener dos goles de desventaja.

Con la derrota y sobre todo las malas o nulas sensaciones de un equipo que no termina de reaccionar llegó el domingo y la victoria también del Deportivo Alavés sobre un inútil Atlético de Madrid a domicilio. El triunfo salva prácticamente al cuadro vasco, a pesar de que iba en picado hacía abajo y muchos pensaban que podía ser un rival del Cádiz. Nada más lejos de la realidad, sobre todo porque el cuadro cadista ha sido incapaz de meter presión a la escuadra vasca.

Sin alma, sin fe

Así las cosas, y a expensas del Mallorca y el partido de este próximo domingo ante el conjunto balear, la realidad es muy cruda para los amarillos. A lo que se ha agarrado el club durante gran parte de la temporada se ha esfumado. Los rivales están empezando a cumplir con sus deberes, ya no siguen la estela de los tres de abajo. Han comenzado a ganar y hacer lo que deben. Todos menos un Cádiz que sigue en la jornada 32 con la rídicula cifra de 4 victorias. Así imposible.

Cierto es que el triunfo ante el Atlético de comienzos de marzo dio alas y optimismo a la parroquía cadista, pero a esa victoria no se le ha dado contiuidad, amén de la obligada victoria ante un desahuciado Granada. El Cádiz ha tenido oportunidades para seguir demostrando esa supuesta mejoría que ha traído Mauiricio Pellegrino, pero realmente ni se ha visto en el terreno de juego, ni tampoco en los resultados.

¿Se podía sacar algo positivo ante FC Barcelona y Girona? Sobre el papel en ambos partidos la situación pintaba muy mal, pero en ninguno de los dos encuentros el cuadro cadista ha estado cerca siquiera de empatar, y ahí radica el problema de las últimas semanas. Porque la lógica dice que en ambos partidos el saldo debe ser de cero puntos, pero frente al cuadro culé no se apretó como el choque merecía y había que hacer, y ante el Girona se cayó dejando una imagen bastante pobre, concediendo demasiado y cometiendo errores imperdonables en Primera División, caso del tanto del primer tanto de córner.

Luego están otros partidos, como el disputado ante la Real Sociedad en el que el Cádiz cayó sin tampoco demostrar ese carácter y esa fe necesarias para salvar la categoría. Un escenario donde el cuadro vasco aún no ha vuelto a ganar y donde el Almería demostró hace una semana que se puede puntuar.

A este Cádiz le está faltando carácter, fe, coraje y pundonor para demostrar esa necesidad que tiene de quedarse en Primera División. La verdadera reacción no ha terminado de llegar por parte del cuadro cadista y eso esté haciendo que la permanencia para muchos equipos esté siendo muy cómoda en todos los sentidos. Con 18 puntos en juego y a 6 de salir de abajo, la situación ya se antoja límite y solo una victoria ante el Mallorca podría alentar algo un objetivo que hoy por hoy parece una quimera, no por los puntos, sino por las sensaciones de un Cádiz frágil y endeble atrás, y con unas carencias arriba muy preocupantes.

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