Cádiz CF

Las pésimas consecuencias para el Cádiz CF de entrar al trapo

Ni parte de la afición ni parte del equipo supo estar a la altura de las circunstancias en un momento en el que solo debió importar el balón

La crónica

AC

Cádiz

El Cádiz CF perdió su primer partido de la temporada en un encuentro en el que hasta falló su jugador número 12, que aunque apretó de lo lindo durante muchas e importantes fases del encuentro, también entró al mismo trapo en el que entraron algunos de sus jugadores que no supieron gestionar los tiempos de una segunda mitad en la que se jugó muy poco y sin los cinco sentidos puestos. Es más, por mucho que el trencilla ofreciera más de diez minutos más de descuento, los hombres de Garitano llegaron al añadido enfrascados en disputas, riñas y muy cansados. De hecho, lo que llegó no fue el ansiado empate a dos sino el 1-3 definitivo con el que Carranza acababa una noche que empezó bien y acabó mal.

Dejada atrás la lamentable recta final de la primera parte en la que los amarillos se dejan remontar, el comienzo de la reanudación avivaba las ganas en la afición tras el triple cambio en las filas de Garitano, que sentaba a Pereira, García Pascual y Tabatadze para dar entrada a Climent, Dawda Camara y Efe Aghama, y, en efecto, el Cádiz CF da un leve paso adelante hasta que el Burgos comienza a perder tiempo aprovechando las muchas e innecesarias faltas que hizo su rival. Es ahí, con tanto balón parado y entrada de las asistencias, cuando el encuentro comienza a sestear y da su primer retroceso en los avances amarillos. Todo ese ambiente, para colmo, es favorecido por un árbitro cansino, que en vez de agilizar la movilidad del juego hace todo lo posible por frenarlo más y más.

Sin huecos ni muchas ideas, el Cádiz CF vuelca su ataque y enciende a la grada llevando todo su juego por la banda de Efe Aghama, todo un nervio. Y, claro, el silbato del árbitro no descansa. Las carreras, los amagos, los esprints del nigeriano causan sensación en la grada, que se levanta con cada falta que recibe su nueva estrella. A esta, además, se le unen Suso y Ontiveros, que tiran de galones para intentarlo por la banda opuesta mientras que el Burgos aprovecha lo más mínimo para perder el tiempo y sacar de sus casillas tanto a jugadores como aficionados cadistas. Ramis sonríe desde la banda mientras que Garitano se lleva las manos a la cabeza por la torpeza de sus hombres.

El encuentro avanza a medida que el gol anulado -con sus cinco minutos de espera- y las pérdidas de tiempo del Burgos calientan a un estadio que terminará perdiendo los papeles en los últimos minutos de juego en los que el Burgos, en otra contra, consigue el tercero del partido tras un penalti.

Precisamente, es el tercer gol del Burgos en el 105' de juego el que desencadena la impotencia en la grada de fondo sur, de donde se ven salir volando botellas de refrescos en dirección a la piña formada por los jugadores rivales.

Según el acta del colegiado, se arrojaron «varias botellas de agua y otros objetos no contundentes de menor tamaño» desde fondo sur, detallando el trencilla que la zona de donde salieron los objetos estaba llena de personas con camisetas amarillas. Aunque ninguno de los objetos impactaron en ningún jugador, es posible que sobre el Cádiz CF recaiga alguna que otra multa.

Pero los aficionados que tiraron las botellas no fueron los únicos que perdieron la cabeza, en el césped, también se perdieron las formas una vez que se señaló el punto de los once metros sucediéndose un conato de bronca antes de lanzarse y una tangana justo después de que se acabase el encuentro que finalizó sin expulsiones ni amonestaciones de ningún tipo.

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