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Pellegrino se queda sin tiempo

Las sensaciones de los dos últimos encuentros invitan a pensar que el equipo del entrenador argentino progresa paulatinamente en una guerra que no da tregua

Pellegrino, en Vallecas. ccf

A. C

z. Han tenido que pasar varias jornadas, seis, para poder ver que efectivamente Mauricio Pellegrino está haciendo y realizando más que ruedas de prensa. De hecho, es normal que hasta tres entrenadores le dijeran que nones a Vizcaíno a pillar a un equipo desnortado y sin proyecto ni futuro. Obviamente, siempre hay alguien. Pasa en cualquier ámbito de la vida. Nunca falta un roto para un descosido. Y en esas que apareció un entrenador que venía bajo el brazo con un curriculum más que aceptable para dirigir a un equipo dejado de la mano del señor Vizcaíno.

Y en esas que vino Mauricio Pellegrino. Y llegó con un perfil bajo a pesar de los grandes logros que ha conseguido en etapas anteriores en la liga española y en situaciones muy similares a la que ahora afronta en el banquillo del Ramón de Carranza.

Pese a su buen rendimiento en circunstancias similares, lo cierto es que en el Cádiz su trabajo y su discurso no ha dado ganancias en absoluto. Al menos, en cuanto a resultados se refiere. El entrenador argentino apenas lleva tres puntos de 18 disputados. Sobra decir que con esa dinámica el Cádiz se va a Segunda sin remisión.

Dicho todo lo anterior, lo cierto es que Mauricio Pellegrino parece ser que no es un entrenador 'apagafuegos'. Es posible, más que posible, que la directiva amarilla no se haya chocado con un mal entrenador, sino todo lo contrario. Pero por lo que se ve en este equipo, el Cádiz, no es una instantánea típica que de lo que debe dar un técnico revulsivo.

Porque el ex de Alavés o Leganés, entre otros, no ha engañado a nadie. Ni con su discurso ni con sus métodos. Pellegrino es un profesional cauto, modearado, paciente. Y eso está genial para empezar y preparar una temporada, pero choca frontalmente con lo que debe hacer un bombero. Y a él se le ha llamado para apagar un fuego, no para consolar las desgracias. He ahí el problema.

Sí. Al equipo se le ve crecer. Muy poquito a poco, pero evidencia que hay una mejoría. Eso es verdad, pero lo maravilloso sería que esa mejoría se estuviera viendo en julio, allá por la pretemporada, y no en pleno incendio. No hay tiempo para crecer, hay que ser adultos y este Cádiz de Pellegrino es un imberbe. Da pasitos, cortos, muy cortos; se le ve que va creciendo pero dentro de la clase es de los peores por lo que lleva arrastrado y se ve claramente que no va a llegar ni a septiembre.

Es un hecho que el Cádiz de Pellegrino empezó de cero. Es más, empezó de cero porque quiso puesto que apenas tocó o varió nada de lo que hasta ese momento estaba siendo su antecesor. Sabedor de que nada estaba aportando a la causa comenzó a retocar el equipo y este tropezó de entrada dado que nada surge a la primera. A pesar de esos revolcones, el entrenador argentino siguió depurando y buscando un once y un dibujo que le diera a su equipo un aire nuevo que cambiase con la rutina normalidad de no llegar a nada.

Y en esas que dejó en el banquillo a dos de los mejores jugadores de este Cádiz en regularidad, Alejo y Chris Ramos, y a partir de esa base está intentando construir un equipo al que se le ve crecer sin tiempo. Al once amarillo se le va avanzar y mejorar en muchos aspectos, pero ... ¿le dará tiempo?

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