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Los parones nunca vinieron bien a un Cádiz CF que nunca anduvo bien

El primer tropiezo 'azucarado' llegó en San Mamés, escenario donde los de Sergio abrieron el libro de los desastres

El Cádiz comenzó a entrar en barrena en septiembre del año pasado en Bilbao. l. v.

Alfonso Carbonell

Decir que los parones ligueros, ya sea por selecciones, por Copa del Rey, por vacaciones de Navidad o por lo que sea, le vienen mal al Cádiz CF es casi que una broma de mal gusto, de muy mal gusto. ¿Por qué? Pues muy fácil, porque a este equipo creado por Manuel Vizcaíno le ha ido mal la competición desde que el balón echó a rodar a mediados de agosto del pasado año. Sí, sí, desde ese mismo día que los entonces jugadores entrenador por Sergio ganaron casi que sin querer a un Alavés recién ascendido y que pintaba muy mal de no ser porque estaba en plena construcción tal y como se ha podido ir comprobando jornada a jornada.

En total ha habido cuatro parones ligueros este año. Efectivamente, el primero fue el que menos dolió y hasta el técnico que estaba en el banquillo por entonces se atrevió a excusarse en la «azúcar» que se había consumido en unas primeras jornadas tan engañosas como venenosas. Los amarillos llegaron a ese primer parón en puestos de Europa League tras comenzar la Liga sumando siete puntos tras ganar (1-0) en casa en la jornada inaugural al Alavés, perder (2-0) con honra en el campo del Barcelona, empatar (1-1) contra el Almería en Carranza y vencer (3-1) al Villarreal en casa.

Efectivamente, todo el cadismo cayó en la trampa de la que quiso sacar el Athletic, que con muy poco le daba un repaso a los cadistas goleándoles 3-0 en un encuentro en el que el Cádiz CF ni compareció. Las jornadas a esa debacle siguieron transcurriendo con dos empates ante el Betis en el Villamarín y otro en casa ante el Rayo. Luego llegaría una mentirosa derrota 3-2 en el Wanda ante el Atlético y una siguiente en Carranza ante el Girona 0-1. Y de nuevo la Liga se paró cuando por primera vez se compraban las primeras alarmas para instalarlas en Carranza.

Tras el parón se fue a Mestalla, donde el Valencia ganó sin muchas dificultades (2-0) a un Cádiz CF al que ya se le comenzaban a ver las vergüenzas, pero no tantas como las que ya presentaban Almería, Granada y Celta, esos que han motivado que Vizcaíno y sus ayudantes no vieran el iceberg que más tarde que pronto acecharía a una entidad que camina irremisiblemente hacia la categoría de plata.

La derrota en Valencia hizo despertar un poco a los de Sergio, que siguieron coleccionando empates en casa; el siguiente fue contra el Sevilla (2-2) en un encuentro que los amarillos comenzaron ganando 2-0 y casi que acaban perdiendo al final. Ya era momento para analizar qué le pasaba al equipo en las segundas partes donde se caía, pero ni se quiso ver ni menos analizar. Por entonces se seguía hablando más del proyecto del estadio en Puerto Real y todos esos tejemanejes que se llevan en cualquier club de fútbol.

El empate ante los sevillistas fue la antesala del encuentro en el que el club debió destituir a Sergio, que hundía sus rodillas en Getafe perdiendo 1-0 después de jugar toda la segunda mitad con un jugador más. Sin embargo, seguía habiendo tres más tontos en la clase ya que Almería, Granada y Celta no parecían despertar y el margen con el descenso seguía empañando la mirada tanto de afición como de directiva. Se frenó otra vez la competición tras perder en el Coliseo de Pepe Bordalás y lo que debía llegar sería un encuentro en Mallorca, pero la reclamación del Mallorca por la internacionalidad de Muriqi trastocó los planes de un equipo ya trastocado.

La competición regresó con la derrota (0-3) consentida ante el Real Madrid en Carranza y la competición se aceleraba para los de Sergio, que entre semana empataban (1-1) en Son Moix ante el conjunto bermellón. Otro empate de tantos que no hacía más que esconder los males. De hecho, a aquellas tablas en Palma ante el once de Javier Aguirre se firmaron a finales de un noviembre mustio que daba entrada a un diciembre esperanzador pero lleno de espejismos en forma de empates. Porque a ese 1-1 ante el Mallorca le siguieron cuatro empates consecutivos ante Celta en Balaídos (1-1), Osasuna en Carranza (1-1), Las Palmas en Canarias (1-1) y Real Sociedad en casa (0-0).

A pesar de la ausencia de victorias, el cadismo se fue a las vacaciones de Navidad con algo de fe en ese arreón de final de año que tuvo el equipo, que de nuevo volvió a decepcionar de forma flagrante en el arranque de 2024 cayendo (2-0) con toda justicia ante un Granada desahuciado. Ni por esas cayó Vizcaíno en destituir a Sergio, al que confirmaba en su cargo para los dos próximos encuentros que tal y como estaba cantado se perdieron ante la Real Sociedad (1-4) y Alavés (1-0).

Pellegrino llegó con el tiempo justo para ponerse al día, pero aún sigue en ello. Con el argentino en el poder del banquillo llegaron los empates iniciales ante Athletic en casa (0-0) y Villarreal fuera (0-0). Luego llegarían las derrotas ante Betis (0-2) y Osasuna (2-0). Y por último, los empates ante el Celta en casa (2-2) y Rayo en Vallecas (1-1) y la victoria en Carranza ante un Atlético en chanclas pese al mal tiempo (2-0)y la última derrota en el campo de la Real Sociedad (2-0).

El entrenador argentino afronta su primer parón con unos antecedentes nada halagüeños tal y como representan las cuatro derrotas ante Athletic, Valencia, Real Madrid y Granada. Derrotas severas que suman cero puntos, nueve goles en contra y ninguno a favor. Va siendo hora de romper la estadística y eso debe ser el próximo Viernes Santo ante un Granada con los dos pies en Segunda pero con entrenador nuevo.

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