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Mueve el árbol, Mauricio
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La situación del Cádiz invita a hacer cambios en el once, buscando más caras nuevas y mentes menos castigadas por la terrible dinámica de tantos partidos sin ganar
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¿Qué puede hacer Mauricio Pellegrino para tratar de cambiar la terrible dinámica que asola al Cádiz y al cadismo? El número de partidos sin ganar se pierde en la mente del aficionado porque resulta hasta difícil de cuantificar en ocasiones, aunque se resume rápidamente en los 22 encuentros entre Liga y Copa del Rey en los que el conjunto gaditano ha sido incapaz de hacerse una foto en el vestuario tras el partido, sinónimo de victoria.
Así las cosas, los tres partidos del nuevo entrenador cadista apenas ha dejado un atisbo de reacción. Se pudo apreciar algo en los choques ante Athletic y Villarreal en el que las dos porterías a cero taparon defectos que sigue acumulando este equipo. Un par de empates, insuficientes, pero que podían saber bien si el cuadro gaditano los convertía en una victoria ante el Betis. Pero evidentemente no fue así y la derrota ante el cuadro verdiblanco fue un volver a empezar dejando en nada las dos igualadas de las semanas anteriores.
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Hasta el momento Pellegrino parece que está cogiendo el mismo libro que dejó Sergio. Más allá del único cambio de la entrada de Sobrino por detrás de Chris Ramos, el equipo sigue jugando prácticamente a lo mismo. Un equipo que se antoja trabajador y luchador pero que a las primeras de cambio se viene abajo. Un Cádiz que comete errores inadmisibles como los que tuvo ante el Betis y un conjunto gaditano incapaz de ver la portería contraria.
El cambio de entrenador no se ha terminado de notar pues no se ha manifestado en resultados, así de sencillo. Este Cádiz ahora mismo necesita ganar, evidentemente haciendo cosas bien si se puede pero el conjunto cadista requiere de liberarse con una victoria para poner fin a la dinámica.
Es por ello por lo que Pellegrino tiene que cambiar cosas, necesita mover el árbol que se llama cuando los jugadores que tienes en el once titular no terminan de conseguir los resultados. El argentino está usando un once que bien podría alinear el propio Sergio, lo cual no es que hable mal del catalán, sino de que quizás el resto de la plantilla no está para mucho más, ¿o sí?
Ahí está el quid de la cuestión. El equipo tiene sus limitaciones pero parece que el bloqueo mental es tan grande que quizás es el momento de hacer bastantes cambios para dar entrada a jugadores con la cabeza limpia. El problema es que en el banquillo hay futbolistas que deportivamente parece que no están, caso de Machis u Ocampo, y otros que llevan toda la temporada desaparecidos como Guardiola, Kouamé o Maxi. Porque el problema del Cádiz está atrás pero también en ataque y en el centro del campo.
¿Buscar en el filial?
¿Ha llegado el momento de mover el árbol y meter caras nuevas a pesar del pobre rendimiento del banquillo? Puede que así sea, entendiendo que el momento de la titularidad de Juanmi ha llegado y que si Pellegrino tiene que darle bola a Ousou y Samassekou deberá hacerlo.
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No hay tiempo, no hay mucho más y ahora mismo es el momento de cambios más drásticos. Cabe incluso una posibilidad que puede cobrar fuerza y es que Etta Eyong, jugador del Cádiz Mirandilla, tenga más presencia en el primer equipo. El jugador ya fue convocado por Sergio pero ahora mismo está en racha con el filial. Va a partido por gol y viendo la experiencia que está teniendo el Sevilla con su canterano Isaac Romero, ¿por qué no darle minutos al jugador del filial cadista?
En momentos complicados es cuando surgen jugadores inesperados. Lo sabe a ciencia cierta el Valencia de la temporada pasada y la actual, carente de fichajes pero tirando de la cantera, y lo sabe el Sevilla con su delantero. No es cuestión de poner a todo el Cádiz B, tal y como reclamaba con ironía y guasa la grada de Carranza el pasado viernes, sino de buscar luz en momentos de oscuridad.
Sea como fuere, el Cádiz necesita un giro inmediato para cambiar su dinámica y aspirar a una permanencia que no está lejos clasificatoriamente hablando pero si en las sensaciones y en el ánimo del cadismo.
