Cádiz C.F.

Momento para mover el avispero

laliga ea sports

El Cádiz necesita dar un paso adelante y arriesgar si quiere tener más opciones de conseguir la permanencia

Mauricio Pellegrino, en el banquillo cadista el pasado sábado. Antonio vázquez
Álvaro Mogollo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Con el encuentro disputado frente al F.C. Barcelona, Mauricio Pellegrino alcanza la decena de partidos al frente del banquillo cadista, con un balance positivo en cuanto a la mejora en las prestaciones del equipo. Pero de momento insuficiente para alcanzar el objetivo que es lograr la permanencia una temporada más en Primera.

Cierto es que la empresa para que el técnico argentino fue contratado no era sencilla y así lo demuestra el hecho de que Sergio González permaneciera una semana más en el banquillo, la de la derrota 1-0 en Vitoria, cuando había quedado tocado y hundido tras la goleada 1-4 ante el Valencia a la que se unía una prolongadísima racha de partidos sin ganar.

Y es innegable que el equipo está mejor ahora y se nota de la mano de su entrenador. Especialmente en el plano táctico y defensivo. El Cádiz ha recuperado el rigor y el orden y los números le avalan, habiendo encajado diez tantos en otras tantas jornadas, cifras que no están nada mal para un equipo de la zona baja de la tabla. Eso le está permitiendo competir la mayoría de los partidos, salvo desconexiones puntuales como la del Reale Arena que terminaron por costar muy caras.

La sensación que transmite Pellegrino con la disposición y la forma de jugar de sus hombres es que probablemente, con una pretemporada y empezando de cero, podría conformar un conjunto rocoso que arañara puntos de forma frecuente, pudiendo lograr buenas campañas como ya hizo en Vitoria y Leganés con unas plantillas modestas pero bien perfiladas.

El problema es que la coyuntura es la que es y no hay tiempo. Quedan 21 puntos en juego y el Cádiz va tres puntos por debajo del puesto 17, que ahora mismo serían cuatro si no voltea el golaverage general con el Celta, por lo que necesita hacer un tramo final de notable hacia arriba para poder lograr la ansiada salvación.

En el choque ante el Barcelona salieron a relucir varias carencias ya consabidas. Pese a que es normal que un Barça, incluso con los menos habituales, te pueda acabar sometiendo, dio la sensación de que la segunda unidad de los de Xavi no necesitó hacer gran cosa para llevarse un partido en el que el Cádiz estuvo con opciones hasta el final por lo estrecho del marcador.

El ritmo no fue alto y los culés no se vieron especialmente exigidos en ningún momento, algo que hubiese sido deseable teniendo en cuenta que en el subconsciente de muchos jugadores blaugranas estaban los dos próximos choques ante el PSG y el Real Madrid de esta semana en los que querrán gozar de minutos y podrían temer alguna lesión.

En defensa el equipo no estuvo mal y destacó la solvencia mostrada por Ousu y Víctor Chust en el eje, que podría consolidarse como pareja titular en los próximos encuentros. Pero es preocupante que se vuelva a conceder a balón parado, un elemento indispensable en el que los más modestos buscan superar a los grandes porque en el cuerpo a cuerpo a balón corrido se tienen las de perder por la diferencia de calidad. Esos detalles deciden partidos y tal vez no tenga mayor relevancia en un partido de la primera vuelta, pero a estas alturas el precio es altísimo.

En ataque los números también hablan por sí solos: seis goles en diez partidos. Le cuesta mucho generar ocasiones claras de cara a puerta y se ha quedado sin marcar en hasta seis encuentros desde que Pellegrino, al que le se le acusa de mover el banquillo tarde cuando ya se atisba que el plan de partido no está dando resultado, está al frente de la nave.

Tomar riesgos

Llegados a este punto parece claro que con las buenas intenciones y la mejoría mostrada no da para superar a los rivales y conseguir un par de triunfos consecutivos que meta el miedo en el cuerpo a equipos como el Celta o el Rayo, que no están diseñados para estar en la pelea hasta el final como sí que se presuponía en el Cádiz desde casi el inicio de la temporada.

Es por ello que se antoja necesario tomar algunos riesgos en busca de lograr resultados inesperados que puedan cambiar la balanza. Y es ahí donde Pellegrino tendrá que dar una vuelta de tuerca más a los suyos y jugársela alineando onces un poco más atrevidos, especialmente en partidos en los que de antemano parece difícil rascar algo.

Ir a Montilivi es una visita al dentista y lo más probable es caer, pero el Cádiz no se puede dar el lujo de dar ningún partido por perdido porque se está jugando el todo por el todo. Y es con los hombres más diferenciales de la plantilla donde debe apostar fuerte, a un todo o nada en una situación límite.

Sirva como ejemplo Rubén Sobrino, que firmó ante el Celta la pasada campaña un gol que valió más de media permanencia y es un futbolista indiscutible para el míster por su capacidad de trabajo y el apoyo constante que brinda al lateral. Pero se muestra negado en lides atacantes y futbolistas como Darwin Machís han demostrado su pólvora.

Si el sábado alinea al venezolano en casa del Girona, Pires, ante la sanción de Javi Hernández, contará con menos ayuda defensiva ante un rival poderoso en ataque. Es verdad. Pero es que tener mayor rigor táctico tampoco asegura al Cádiz lograr un buen resultado en el feudo de la gran revelación de la Liga. Y todo ello teniendo una imperiosa necesidad de ganar.

Estamos en el momento decisivo de la competición y hay que poner toda la carne en el asador. Al cadista y a la entidad no le consolaría un descenso por el hecho de estar metidos en los partidos hasta el final y perderlos por un corto margen frente a conjuntos superiores. Hay que probar algo diferente y ver si resulta.

Esto no implica revolucionar un once que compite, pero sí hacer algunos cambios que, aunque conlleven sus riesgos, te acerquen a crear más opciones de gol, el gran lastre del Cádiz. No en vano es con mucho diferencia el equipo menos anotador de toda la Liga con 21 goles en 31 partidos disputados.

Parece difícil dejar de jugar con dos delanteros ahora que Roger y Maxi se unen a Juanmi, Chris Ramos y Guardiola, pero viendo el brío y desparpajo de Samassékou en los minutos jugados ante el Barça, tal vez no es mala oportunidad para reforzar la medular en un escenario en el que el contrario acumula mucho peso por el centro.

En definitiva, mover el avispero. Quemar las naves en pos de lograr una permanencia que está muy complicada. Pero si se es valiente y sale mal, habrá poco que reprochar. Y menos a un hombre que ha mejorado los números del equipo y al que no se puede imputar la mala clasificación liguera. De hecho, estaría fuera en una hipotética tabla de Primera desde su llegada.

Pero hay que jugársela. Desgraciadamente, el Cádiz ahora mismo tiene el descenso en sus manos. Quién sabe si ante el equipo de Míchel puede empezar un despegue. Esperar a las cuatro últimas jornadas, que parecen más favorables, sí que es un riesgo porque la distancia con los competidores puede ser ya insalvable.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación