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El mercado más complejo, difícil y enigmático

Manuel Vizcaíno afronta dos semanas de vértigo en las que tendrá que recomponer una plantilla que se cae y buscar sustituto a un entrenador que se agarra

Manuel Vizcaíno, en una imagen de archivo. a. vázquez

Alfonso Carbonell

Lleva una década al frente y que ahora, en Primera, le puedan decir que podría estar en su momento más complicado debería sonarle a risa si recuerda la eliminación en los play off de ascenso a Segunda en Hospitalet o la que le siguió al año siguiente frente al filial del Athletic. Eran tiempos más sombríos y la categoría que se quería sortear era la Segunda B, de la que salió de manos de un entrenador con el que ahora pleitea en los juzgados. Pues bien, desde precisamente aquel año que se ascendió con Cervera en Alicante, Vizcaíno ha tenido siempre la virtud de realizar unos mercados de inviernos excelentes en su mayoría. Ni qué decir en Primera, donde las dos últimas permanencias se deben en mayor medida a los fichajes que le hizo a Sergio, un entrenador que le ha mantenido dos temporadas en la elite y al que ahora le busca sustituto.

Podría sonar a risa pero no suena. Y es que el momento tan delicado que pasa el presidente del Cádiz CF se debe a las alturas. Ya saben, caer desde el ático debe doler más que caer desde el bajo. Por todo ello, no es retórica decir que es posible que Vizcaíno, a pesar de sacar al club del lodo y llevarlo a la gloria, esté atravesando sus peores momentos como presidente de un club que navega a la deriva en el campo y contra parte de su afición fuera.

Todo esto está pasando en un mes que los equipos de abajo aprovechan para reforzar sus plantillas. Y, efectivamente, esos están haciendo todos los clubes que se encuentran en la parte baja de la clasificación a excepción, por el momento, de Almería y Cádiz CF. Sin embargo, los tiempos en Carranza van más despacio. Aquí, ahora mismo, de lo que se habla y de lo que se negocia es de cambiar de entrenador antes que de fichar futbolistas.

Sin duda, las complejidades de resolver un contrato de contratación con un equipo que se encuentra con papeletas para descender están retrasando la sustitución de Sergio, que este martes entrenaba con sus jugadores a tres días de medirse al Alavés. Todo indica que se sentará en el banquillo de Mendizorroza un entrenador cuestionado por todos. Difícil papeleta para un técnico que no merece estar viviendo lo que le ha tocado vivir. Pero así son las cosas del deporte que ama.

Así las cosas, toca también ver el trabajo de los responsables del área deportiva Borja Lasso y Juanjo Lorenzo, que en lo que va de mes y de mercado aún no han resuelto más que un par de salidas en forma de cesión de algún jugador que la afición ya tenía en el olvido como Álvaro Jiménez o Martín Calderón, el primero al Tenerife y el segundo al Sanluqueño. Y nada más.

Pero es que este mercado es complejo. Y complicado. El que más de los que lleva afrontando Manuel Vizcaíno desde que ascendió a Primera presidiendo el Cádiz CF. Si se echa la vista atrás y se obvia el milagro de Cervera en la primera temporada en la elite (la de la pandemia y sin público en las gradas), las dos siguientes temporadas el club cadista acertó de pleno con todo lo que firmó. Hace dos años, y con Sergio recién llegado al banquillo, llegaron en enero Fede San Emeterio, Rubén Alcaraz, Luis Hernández, Lucas Pérez e Idrissi, todos ellos titulares indiscutibles desde que entraron por la puerta. Entonces, se acertó de pleno pero por una cuestión elemental, el mercado de verano había sido un sonoro fracaso con la llegada de Arzamendia, Alarcón, Martín Calderón, Álvaro Jiménez, Haroyan, Osmajic y Andone. Todos estos ya son pasado del Cádiz CF.

Algo muy similar pasó en la siguiente temporada. Como no podía ser de otra forma, Sergio se ganó su renovación justamente pero veía cómo se las gastaba su nuevo club en los mercados estivales. Con razón o sin ella, el tiempo se la quitó, Vizcaíno no reforzó demasiado una plantilla de la que salieron hombres como Idrissi o Akapo y a la que llegaron Momo Mbaye, al se le hizo ficha de un primer equipo al que también se incorporaban Meré y el australiano Awer Mabil. También firmaron ese verano Zaldua y Ocampo, ambos lesionados de gravedad al poco de comenzar la temporada. Se pensó, y mal, que con lo que se había firmado en el invierno pasado y unos pocos retoques se podía hacer frente a la temporada entera. No resultó. Fue así que llegaron hombres determinantes como Gonzalo Escalante, Chris Ramos, Sergi Guardiola y Roger Martí, que tuvieron buena parte del éxito de la segunda permanencia con Sergio en el banquillo.

Pues bien, ambos mercados se parecen bien poco al actual. Y el motivo es fundamentalmente uno, el mercado de verano fue considerado un éxito ya que se equilibró la plantilla, se le dotó de calidad, de gol y de refuerzos en todas las líneas del equipo. A pesar de todo, el tiempo y el fútbol han convertido esa opinión favorecedora de lo que se hizo en papel mojado. El análisis es más profundo pero parte de una idea bien clara: los jugadores no están dando la talla.

«Jugadores superados por la situación»

Es más, fue el propio Sergio el que metía el dedo en la llaga tras salir goleado ante el Valencia. «Hay jugadores superados por la situación», dijo en la rueda de prensa posterior al 1-4. Una declaración que no ha gustado nada al presidente, siempre tan cuidadoso con lo que dice de sus futbolistas y por los que no parte peras.

Pero el caso es que al entrenador, el más señalado por la afición, no le falta razón. Y no le falta, además, porque su propio presidente ha afirmado esta Navidad que es el mejor Cádiz CF de los últimos tiempos, tanto en plantilla como resultados. Él sabrá, pero su mejor Cádiz CF tiene ahora mismo los dos piececitos en Segunda.

Este mercado es diferente porque sobre el papel no hay carencias. Han aparecido, cierto, con las lesiones de gravedad de Roger Martí y Fede San Emeterio, al que se le dará la baja y por el que tendrá que llegar un jugador de sus características y que no llegó en verano, algo que ha pasado factura al equipo y al crédito del entrenador. En años anteriores, la falta de gol, la falta de seguridad defensiva, las bandas; todas eran unas líneas por reforzar y se veía a leguas, sin embargo, lo que ocurre este curso es doblemente preocupante porque los que están son los que deben estar; otra cosa ya es el rendimiento que están teniendo.

Hoy por hoy, y con el finiquito de Cervera por pagar y el que se vendrá de Sergio, no sobra el dinero en la caja. A ver, sobra y hay para poder fichar, pero la cosa se complicaría si hubiera que pagar salidas. Y es que hombres como Escalante, Machis, Maxi Gómez, Ocampo, Luis Hernández o Guardiola son futbolistas con fichas nada despreciables y si las tienen es porque el club confiaba en ellos para tirar de un barco encallado en la actualidad. No sobran jugadores, falta rendimiento. Además, ¿quién asegura que lo se traiga será mejor que unos jugadores que ya han demostrado su valía? Sin duda, la motivación es un clavo al que agarrarse y para eso urge un cambio de entrenador.

El panorama que se le ha presentado al cadismo es desolador. Y precisamente por ese 'totum revolutum' que tiene atado de pies y manos a un presidente que está sorprendiendo al personal por su falta de acción y su incapacidad para resolver este tipo de decisiones y de las que él siempre ha salido vencedor cada vez que se ha enfrentado a ellas. Es un Vizcaíno desconocido, un mandatario bloqueado y que parece estar viendo hundirse al barco mientras toca en la orquesta del Titanic.

No lo tiene nada fácil. De hecho, entre las muchas conversaciones que Manuel Vizcaíno estará manteniendo este duro mes de enero se antojan cruciales las que habrá tenido que tener y estará teniendo con un gremio clave. Y no, no son los representantes de los futbolistas, los presidentes de otros clubes o los agentes de los entrenadores, no. El gremio más interesante y con el que debe estudiar de manera profunda la situación es con los propios médicos del club porque el problema de este equipo, entre otros muchos, se centra en el bajísimo rendimiento que están dando jugadores donde se ha confiado muchísimo y que se encuentran en baja forma; ya sea por problemas musculares, personales o clínicos.

Nadie puede olvidar que hasta cinco jugadores potencialmente titulares se encuentran en su primer año de recuperación tras salir de una operación o sufrir una molestia de larga duración. Son Luis Hernández, Sergi Guardiola, Brian Ocampo y Víctor Chust. Todos ellos fueron operados el curso pasado y es de sobra conocido entre el sector médico que un futbolista puede estar cerca de una temporada para recuperar plenamente la forma física. Un ejemplo claro es Ocampo, al que se le ve con ganas de desbordar pero le supera los miedos de su cabeza en el momento justo de arrancar. A estos citados desgraciadamente hay que unir a Roger y a Fede San Emeterio, que ya comenzó la temporada con los problemas crónicos en una rodilla que ha estallado. En total, hasta seis jugadores titulares que no están y muy presumiblemente no estarán en todo el año.

También está el enigmático apartado de Escalante, que ha tenido lesiones musculares y que cuando reaparece no tarde de nuevo en caer. El argentino es sin duda al jugador que más se le está echando de menos. Y si sorprendente es el pésimo rendimiento del ex de la Fiore, no es lo tanto el de otros dos futbolistas donde el club puso equivocadamente muchas manzanas en la cesta. Sus nombres, Darwin Machis y Maxi Gómez, dos delanteros que ya venían de sus anteriores equipos en pleno declive. Aquí no están mostrando más lo que son. Irregularidad a granel en el caso del vinotinto e incapacidad goleadora en el uruguayo. Ahora, para colmo, el venezolano se llevará un mes en la sombra por culpa de una rotura fibrilar.

Como se ve, y dependiendo de lo que le digan los médicos, es normal que Vizcaíno esté con sumo cuidado en este parado mercado de invierno. No le falta razón al considerar que tiene equipo, pero estaría bien confirmar si esos jugadores en los que tanto confía porque se lo han demostrado están este año aptos para poder volver a demostrárselo. He ahí la clave de un mercado tan complejo como marcado por las prisas de tener al equipo hundido en la tabla.

La ausencia de acción en el presidente es, cuanto menos, sospechosa o preocupante. Que alguien tan claro en sus mensajes como Manuel Vizcaíno deje al entrenador actual -con el que le une una gran amistad- a los pies de los caballos no se entiende en el modo y estilo de gestionar un club. No hay que olvidar que el pasado domingo, y tras estar varias horas reunido con sus directivos más cercanos en las oficinas de Carranza, Canal Sur informó de primera mano que «el presidente del Cádiz CF no podía asegurar en esos momentos que Sergio sería el entrenador del equipo el viernes en Vitoria». La traducción era bien sencilla y no era otra que Sergio sería decapitado el lunes. Pero no. El técnico catalán ha dirigido los entrenamientos de lunes y martes y será con toda probabilidad quien se siente en el banquillo visitante de Mendizorroza. Es verdad que lo ratificó ya justo después del 2-0 en Granada, pero tras lo que le dijo a Canal Sur se echa en falta un mensaje de apoyo más rotundo a un entrenador muerto en vida.

Por todo ello, ahora mismo, y aunque queden dos semanas, no es lo que más le preocupa a un presidente que sigue confiando en sus futbolistas y que no ve tantos huecos que rellenar como en mercados anteriores. Parece claro que por la lesión de Roger y por el nulo y caro rendimiento de Maxi Gómez vendrá un '9'. También se espera a un mediocentro por la lesión de San Emeterio. Y la idea es fichar a otro central para dar salida a Momo Mbaye y Meré. Y después, a rezar.

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