Sevilla - Cádiz

Sin equipo es imposible (1-0)

El Cádiz cae en el Pizjuán ante un pésimo Sevilla tras unas manos de Alejo en el 88' de partido

Ledesma, otra vez, fue el mejor del cádiz.

Alfonso Carbonell

Imposible. Es imposible. Del todo. No se puede. La ocasión la pintaban calva ante un Sevilla desastroso, pero no se puede. Es imposible que se pueda. Quien vea la culpa en Alejo mal va. Va fatal. La culpa es de que no hay equipo. Simple y llanamente. Se podrá criticar que Sergio ha perdido facultades, que Alejo hizo una mano, que Ocampo chupó cuando tuvo que ver a su compañero, pero todos aquellos que reparen en eso se estarán quedando con el árbol y no estarán viendo un bosque que arde. No hay equipo. Se mire por donde se mire. Es más, bastante hicieron los de amarillo con llegar al minuto 88 en empate en Nervión. Bastante hicieron. Demasiado hicieron...

Salió valiente. Ante la baja de San Emeterio, Sergio contestó con cerebro más que con el músculo de Diarra, que mejor ni pensar como será... El caso es que Sergio respondió a las bajas con lo poquito que tiene, que era Momo Mbaye por Fali y Bongonda por Fede. Un caso. Pero el caso era que salió más que ofensivo con un centro del campo creativo y con Sobrino por el centro, Bongonda por la derecha y Ocampo por la izquierda. Telita.

No habían ni pasado cinco minutos cuando el Sevilla ya merodeó la portería de Ledesma después de una jugada bien trenzada y larga de posesión y que acabó con un centro de Navas a la cabeza de Lamela, que no llegó por poco. Insistió el Sevilla y otra vez en el nombre de Navas, que volvía a internarse por su banda para meter un balón de gol que Iza enviaba a córner.

Pasado el cuarto de hora, podría decirse que el partido era un monólogo sevillista. Dicho eso, ese dominio podría entrar en los planes de Sergio, que fuera de Carranza es mucho más libre para atrincherarse con orgullo, escudo y sapiencia.

El Cádiz, siempre atrincherado, sacaba la cabeza. Y lo hizo tras un robo en campo propio que finiquitó Lozano con un disparo lejano que Bono rechazó no sin problemas. El catracho decidió disparar de lejos y se descartó de asistir a Bongonda, que por entonces ni existía.

Esa ocasión motivó que los de Sergio se creyeran un poco que podían hacer algo más que correr y defenderse. Pasada la media hora, Alcaraz volvía a intentarlo desde lejos pero sin encontrar premio.

Valieron estas dos ocasiones para que el Sevilla volviese a la carga. Y el más incisivo fue Lamela, que primero pidió penalti tras un ligero contacto de Iza, y después tras un mano a mano con Ledesma del que salió victorioso el arquero amarilloi.

Poco a poco, el Cádiz iba escapándose del asedio hispalense, aunque el Sevilla seguía apretando. Oliver fue el siguiente, pero su volea no encontró puerta para alivio del cadismo.

A pesar del repaso que se estaba llevando el Cádiz, Brian Ocampo gozó de una oportunidad que desbarató por egoísta tras una contra excepcional de los suyos para alivio de un sevillismo que celebró un gol que el VAR -alabado sea- anuló por fuera de juego posicional de Oliver, que estorbó al Pacha poco antes de asistir a Lamela. Cadistas, el VAR existe.

Con empate se llegó al descanso y de él se partió con la misma dinámica, es decir, el Cádiz viéndolas venir sin que le llegasen y el Sevilla obligado a ir. Así llegó otra oportunidad, esta en las botas Rakitic, que empalmó con su izquierda para comprobar que los gaditanos tenían un buen portero en Ledesma.

Poco a poco, el Sevilla se iba descomponiendo mentalmente y la expulsión de su entrenador no era más que una evidencia de lo que le sucedía. Lástima que este Cádiz no se crea ni que hubo un día en el que sabía qué hacer con el balón. Así las cosas, uno se iba a la clasificación y comprobaba que jugaban el penúltimo contra el antepenúltimo. Y así, sí se entendía lo que se estaba viendo sobre el verde del Pizjuán. Solo con eso, porque si el Sevilla se encuentra a otro equipo Monchi no saldría en el descanso por el campo, lo haría por una puerta de salida y sin avisar.

Las carencias del Cádiz eran visibles incluso para un Sevilla negado, que a pesar de no estar bien seguía acosando al once amarillo. Ledesma, otra vez, volvía a relucir tras un disparo de En Nesyri que rechazaba con la suerte que el rebote, en botas de Oliver, fue despejado sobre la línea de gol por Luis Hernández.

El asedio hispalense se prolongó más tiempo. En esta ocasión era el croata Rakitic el que volvía a toparse con los guantes de Ledesma, que enviaba a córner un obús con dirección peligrosa.

A veinte del 90, Sergio refrescaba el tema sentando a Bongonda y Ocampo para meter a Iván Alejo y Diarra. Pero nada. Bueno nada, no, Alejo se convirtió en protagonista en el 87' de partido con una mano que le regalaba al Sevilla para que Rakitc, desde el punto del penalti, adelantase al Sevilla para hacer justicia con el equipo que más buscó en la oscuridad.

Fue la única manera de que el Sevilla pudiera adelantarse en el marcador en un partido donde evidenció los problemas que tendrá este año para mantenerse en una categoría donde el Cádiz va con piedras en los tobillos y derechito a un pozo irremediable. No hay equipo. Hay presidente, eso sí, que da titulares, pero de fichajes más bien poquito. O nada. Porque hasta ni Diarra fue titular.

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