Cádiz CF

La segunda unidad del Cádiz CF, fulminada

El Wanda y el Atlético se lleva por delante la segunda línea de batalla de un Sergio decepcionado con sus suplentes

Momo, Alcaraz y Arzamendia no tuvieron su día en Madrid

Alfonso Carbonell

No hay que fustigarse, pero qué menos que cabrearse. Una mijita, al menos. La afición está enfadada y no es para menos. La imagen del Cádiz CF en el Wanda fue un desastre y a una parroquia que festejó casi que una permanencia el pasado domingo la victoria ante el Valencia no se le puede presentar el partido de turismo que se marcó el once suplente de Sergio, que ha visto como su segunda unidad de combate ha quedado arrollada, derribada, desplomada, barrida. «Podíamos perder, pero no perder nuestra identidad», dijo el técnico catalán al final del estropicio dejado en Madrid.

Y se perdió. La identidad y casi que el respeto a la competición. Porque no es de recibo visitar a un equipo como el Atlético, en estado de gracia, y colarse con el carrito del pescado. Y lo ha pagado. Ahora, se espera que esa rabia que ha tenido que dejar tamaño repaso se convierta en ocho días en vergüenza y dignidad para limpiar la imagen en un campo donde los amarillos no se pueden permitir el lujo de perder, en Mallorca. Pagarán justos por pecadores, sí, pero el escudo es el mismo para todos.

Sergio está tranquilo. Y hace bien. No se ha perdido todo y la permanencia sigue en la mano de los suyos , que para eso se lo han merecido. Pero ojo, debe estar tranquilo ya solo con una unidad, la primera línea de batalla, su banda. Esto es, está tranquilo con sus titulares porque el rendimiento de sus suplentes está muy lejos de lo que le dieron el curso pasado, cuando sorprendieron a todos marcándose un histórico triunfo en el Nou Camp cuando nadie daba un duro por ellos. Esta vez, el toro era demasiado toro y el equipo suplente fue una marioneta en manos de Griezmann, Carrasco, Morata y compañía. Que pase factura o no está en la mano de esos mismos jugadores que contra el Atlético no merecieron haber saltado al campo. Hubo falta de actitud, indolencia en algunos momentos y una clara falta de intensidad.

No lo dice la afición, lo afirmó el propio entrenador , el primero de los culpables por alinear un once de bolo veraniego en un escenario que le vino grande a todos. Consciente del cabreo que podía haber en su afición, el de Hospitalet apenas dio tiempo para dar un toque a los suyos sin dejar de hacer autocrítica porque él dijo arrepentirse de «no haber contagiado al equipo la actitud necesaria para poder salir a un partido tan difícil».

En cierta forma Sergio se exculpó del once de circunstancias que sacó en el Wanda «porque hay gente que está al límite de caer lesionado». Se puede entender, sí, pero nueve novedades respecto al once frente al Valencia es una pasada. Por eso, sí que centró la responsabilidad a los profesionales que salieron de inicio. «Aparte de eso (el riesgo a las lesiones), la actitud no ha sido la correcta. El equipo no ha tenido el hambre necesaria. De esta manera será más difícil, aunque con la versión del Valencia habrá menos dudas», dijo.

De hecho, no habrá ninguna duda. Señalados o no, el entrenador del Cádiz CF tiene claro que de golpe y porrazo se ha quedado con un equipo formado por sus titulares y poco más . «Estoy cabreado por las facilidades defensivas que hemos dado», alertó en referencia a una presión defensiva que no existió. Jugadores como Momo, Arzamendia, Bongonda, Youba Diarra, Álex o el propio Alcaraz han podido salir trasquilados de un equipo al que no entraron con el pie deseado.

Y dijo más de esa segunda línea, a la que calificó de «condescendiente» por facilitar los tres primeros goles colchoneros en los que la defensa vio como le sortearon en su propia área con varios pases seguidos.

Por todo ello, la reserva del Cádiz CF, a diferencia del pasado curso que tanto dio, ha vuelto de Madrid mancillada y herida de muerte en la confianza de un entrenador que volverá a confiar en su bloque favorito tras semejante decepción. Valga estas declaraciones de Sergio para recuperar ese optimismo que en Madrid voló por los aires desde el primer minuto. «Estoy tranquilo porque sé cuál es la versión buena de este equipo».

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