Cádiz CF

Y al cuarto año, se presentó la exigencia

La gran plantilla confeccionada este verano por Vizcaíno deja al entrenador del Cádiz CF en una situación atípica respecto a los tres años anteriores en Primera

sergio gonzález, en un entrenamiento en el rosal. antonio vázquez

Alfonso Carbonell

Se cumple el cuarto año consecutivo en Primera del Cádiz CF y por primera vez en lo que se lleva disfrutando (y sufriendo) de la máxima categoría se ha presentado la exigencia. ¿Y por qué ahora y no antes? Pues muy fácil. Este verano se han hecho muy bien las cosas en los despachos y el equipo ha gozado de unos refuerzos en el mercado de verano que han venido a incrementar notablemente el nivel de calidad de una plantilla que ha comenzado la temporada de una forma excepci0nal.

El Cádiz CF se ha ido al primer parón liguero clasificado en la sexta plaza que da derechos para jugar la Europa League , una competición que ya es normal que en muchos mentideros cadistas se pueda soñar con jugar el año que viene dado lo visto en los primeros cuatro encuentros que se han disputado. Se han sumado siete puntos que bien podrían haber sido nueve de no haberse encajado en el descuento frente al Almería un gol del empate ante un rival en inferioridad numérica. Además, el único encuentro perdido se celebró en el campo del vigente campeón Barcelona, un equipo de Xavi que tuvo que esperar al minuto 92 para adelantarse en el marcador tras ver como antes el Cádiz CF había perdido una oportunidad de oro en un mano a mano de Roger ante Ter Stegen.

El caso es que la seriedad con la que se juega en el verde es la misma que con la que se ha trabajado este mercado veraniego en los despachos y eso se está dejando notar desde el primer momento en el que el balón ha comenzado a rodar. Tan bien se ha trabajado que se puede decir abiertamente que es la mejor plantilla del Cádiz CF con Vizcaíno al frente desde que se regresase a la elite con Cervera en el banquillo.

A margen de la calidad de la plantilla, otro logro de Vizcaíno siempre ha sido su gestión del vestuario , lo que no le costó pocos problemas con el anterior entrenador a Sergio. Ya sea verdad o no, de puertas para fuera, y por lo que se conoce también de puertas hacia dentro, el presidente del Cádiz CF ha hecho de su equipo, de sus jugadores, siempre, hayan sido los que hayan sido más allá de que hubieran futbolistas mediocres para estar en Primera, una defensa a ultranza de ellos. Una defensa por la que se ha llegado a enfrentar verbalmente a afición y medios. Una defensa, creíble o no, por la que siempre ha estado espoleando a los suyos. Haya tenido el equipo que haya tenido, él siempre ha dicho que «son los mejores futbolistas que puede tener el Cádiz CF». Y le ha funcionado. Las cosas como son.

La prueba más evidente de ello fue el primer año en Primera tras el ascenso en Alicante, la de la 20/21 , sin duda, la que peor equipo se tuvo. La plantilla era prácticamente la misma que había conseguido el ascenso a Primera. Una plantilla que, por cierto, no era ni de las mejores en Segunda. Sin embargo, al bloque compuesto por Cervera, gran protagonista de la machada, se le unieron otros como Ledesma, Jens Jonsson, Negredo, Sobrino en invierno y poco más. Un equipo de retales y apuestas en el que se encontraban hombres que no volvieron a pisar Primera más como Malbasic, Bodiger, Sergio González, Garrido, Augusto Fernández, Marcos Mauro, Alcalá, Jairo Izquierdo, Pombo, Perea, Saponjic o Álvaro Giménez. Una pléyade de jugadores con los que Cervera consiguió el milagro de clasificar al Cádiz CF empatado con la mejor clasificación de su historia en Primera. Por supuesto, antes de empezar la Liga muy pocos podían pensar el logro que se consiguió al final porque el objetivo no iba más allá de intentar no hacer el ridículo dado la plantilla que hizo frente a la temporada de la pandemia.

Puede que tanto milagro le valiera al presidente cadista para sacar pecho y dar por bueno su discurso tantas veces repetido de que 'hay que creer más en lo que tenemos' porque en la 21/22 apenas reforzó una plantilla que acababa de hacer un milagro pero que tenía lo que tenía. Los fichajes de ese verano, aún sometido por los latigazos económicos que dejó el coronavirus, fueron escasos. Los sudamericanos Arzamendia y Alarcón salieron rana, mientras que Chust y Andone no contaron nunca con la aprobación de un Cervera que solo hizo de Haroyan su fichaje más usado. Y claro, ruina gorda. Para colmo, la salida protagonizada en Madrid por siete jugadores tras la derrota en Vallecas fue una bomba en un vestuario que a comienzos de enero dejó caer a su entrenador estrella tras un paupérrimo encuentro en El Sadar. Vistas las orejas al lobo, Vizcaíno se puso por fin el mono de trabajo, echó a Cervera, acertaba con Sergio y de camino le entregaba a su nuevo entrenador cinco potenciales titulares en forma de fichajes (Luis Hernández, Fede San Emeteiro, Rubén Alcaraz, Idrissi y Lucas Pérez). La reacción con Sergio, sobre todo en el juego ya que los resultados hubo que esperarlos algo más, no se hizo esperar y de la mano del técnico de Hospitalet se conseguía un nuevo milagro salvando la categoría y de rebote en la última jornada con una victoria en Vitoria tras el tropiezo del Granada en su casa ante el Espanyol. Una vez más, Vizcaíno volvía a sacar pecho tras un pésimo mercado de verano y un triunfante de invierno con el que pudo poner todos los parches a los muchos descubiertos existentes. Como es lógico, a Sergio se le agradeció por parte de la afición su entrega y compromiso de levantar a un equipo prácticamente muerto por lo que la exigencia de la grada seguía estando en el palco, no en el banquillo. Y con razón.

A pesar de lo ocurrido en la campaña anterior, en la directiva amarilla no se aprendió de los errores para la siguiente campaña, la 22/23. Y sí, la base que había era buena dada las espectacular segunda vuelta que consiguieron hacer los pupilos de Sergio, sin embargo, la directiva amarilla volvió a dormirse en los laureles y reforzó al equipo con suplentes más que con titulares. Los exiguos fichajes fueron los de Zaldua, Bongonda y Ocampo, más el del canterano Momo Mbaye, que durante la pretemporada lo presentaorn como jugador con dorsal del primer equipo. A esto se le unió la fatal preparación durante una pretemporada extraña por la celebración en diciembre del Mundial. El resultado, ruina gorda otra vez. A los pocos y desacertados fichajes (Zaldua se lesionó y a los extranjeros Ocampo y Bongonda les costó un mundo entrar) se le unión un nefasto comienzo de Liga en el que el Cádiz sufrió muchas lesiones y los que estaban jugados estaban demasiados cargados fruto de una pretemporada mal diseñada por aquello de Catar. Total, que Vizcaíno no tuvo más remedio que arremangarse de nuevo para hacer todo lo que no hizo en verano en enero. Y por segundo año consecutivo, volvió a lucirse. Hombres como Gonzalo Escalante, Chris Ramos, Roger Martí, Sergi Guardiola y Meré le dieron al equipo ese empujón necesario para otra vez levantar cabeza y conseguir otro nuevo milagro de la salvación, que aunque también se consiguió en la última jornada fue menos agónica que la anterior. Otra vez, y con razón, Sergio era ensalzado por propios y extraños mientras Vizcaíno tenía que pertenecer en un segundo plano dado su desastroso verano salvado por su exitoso invierno.

Pues bien, tras tres años de experiencias, en Carranza por fin han tomado nota . Se han aprendido de los errores, no se han relajado pese al perfecto funcionamiento de un equipo bien orquestado por Sergio y al gran trabajo que se hace diariamente en El Rosal se le ha unido un mercado de verano feliz y oportuno. A lo ya atado, este Cádiz CF ha disfrutado con la llegada de jugadores importantes que vienen a alzar el nivel de un grupo que ya está engrasado maravillosamente bien por J oaquín Acedo, el responsable del rendimiento deportivo , otro fichaje más importante si cabe que el de muchos futbolistas. Hombres contrastados y de la talla de Javi Hernández, Maxi Gómez o Darwin Machis deben irrumpir con fuerza en un conjunto al que también se han enganchado apuestas como Lucas Pires, Koueamé o Robert Navarro. Alternativas a granel para un entrenador que, esta vez sí, comienza la temporada con mcuchísima más responsabilidad y exigencia que la que le entregó en anteriores su presidente.

Dos entrenadores ha tenido en Primera el Cádiz CF de Manuel Vizcaíno. Pues bien, tanto Cervera como Sergio comenzaron sus respectivas temporadas con el permiso y la licencia de la grada, que veía más culpabilidad si las cosas no salían en el palco que en el banquillo. Esto ya se acabó. Por supuesto que al entrenador catalán no se le va a exigir más que la permanencia, pero sí que ya tiene más mimbres para no salvarse en la última jornada. Además, la cantidad de opciones que maneja en una plantilla con un gran fondo de armario le permite hacer modificaciones y tácticas que en otros años le podía resultar más complicado al estar sus target de jugador más encasillado.

Al cuarto año, Vizcaíno ha hecho sus deberes antes de Navidad tal y como coincide la mayoría del cadismo. Por tanto, por primera vez, quien sabe, si las cosas no funcionan las miradas, antes que al palco se puedan dirigir al banquillo. Eso sí, lo deseable es que no salgan del verde, donde de momento el equipo de Sergio lo está bordando. Y que siga. Entre otras cosas, porque hay recursos para que lo siga haciendo. Y al César lo que es del César. Cuando es, es. Y punto.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación