Sin tiempo para pensar

El pasado lunes el Cádiz de Sergio González tocó fondo. Los amarillos pusieron una alfombra roja al Athletic y salieron vapuleados entre el malestar del público y la apabullante superioridad bilbaína. Una situación que ha mostrado el peor momento del equipo desde que el técnico catalán aterrizara en el banquillo el pasado mes de enero. Pero el campeonato no frena y el viernes hay una nueva oportunidad para dar un volantazo a las sensaciones y resultados.

Porque los tiempos del calendario son los que son, y no hay oportunidad de lamentarse. El Cádiz tiene que pensar desde ya en el duelo ante el Celta del próximo viernes, y revertir esta penosa situación en Balaídos para comenzar a transmitir la sensación de un equipo que tiene posibilidad de conseguir la permanencia.

Los amarillos deben mostrar mayor seguridad defensiva, empezando por no cometer aquellos fallos que están condenando al equipo. Si a una nula capacidad goleadora le sumas regalos como el de José Mari ante la Real o el de Arzamendia frente al Athletic, apaga y vámonos.

Errores en los pases de seguridad, un centro del campo inestable, carencias obvias ofensivas y una falta de confianza brutal son las señas de identidad de un cuadro que quiere empezar a ser el que fue en el tramo final de la pasada campaña. Supuestamente, con la llegada de los fichajes y la recuperación de ciertos efectivos todo tiene que ir asimilándose a esos tiempos en los que el Cádiz llegaba a dominar los partidos desde la posesión de balón.

Sergio ya ha reconocido en alguna ocasión que es fan de las semanas organizadas, aquellas que tienen cinco días de trabajo y finalizan con el choque un sábado o un domingo. Un orden que brilla por su ausencia debido al calendario de los amarillos. Jugar un lunes para tener exclusivamente tres días para preparar el siguiente encuentro. Algo que no le gusta a Sergio, y mucho menos en esta situación, donde cualquier rato para insuficiente para pulir los detalles. Pero así es el calendario. No hay tiempo para pensar, y al Cádiz le toca comenzar a subsanar los resultados desde Balaídos.