La Audiencia Nacional condena a 9 meses de prisión a Quique Pina por ocultar su patrimonio a Hacienda

La Audiencia Nacional ha condenado a nueve meses de prisión a Quique Pina, el empresario y agente de futbolistas que actualmente guarda una estrecha relación con el Real Murcia y que en el pasado fue gestor, entre otros, del Ciudad de Murcia, según publica este viernes EL PAÍS. El tribunal impuso esta pena para el expresidente del Granada después de que Enrique Pina Campuzano, sus padres y su hermana llegasen a un acuerdo con la Fiscalía y la Abogacía del Estado.

El acuerdo cerrado entre todas las partes permite al empresario no entrar en la cárcel, a cambio de pagar una multa económica y reconocer que tanto él como sus familiares mencionados llevaron a cabo ciertos movimientos con el fin de eludir una deuda millonaria con Hacienda, para lo que crearon «testaferros» y empresas «instrumentales», según recoge la sentencia, a la que tuvo acceso EL PAÍS.

La 'Operación Líbero', una investigación que aún no se ha juzgado y de la que deriva la causa por la que ahora ha sido sentenciado, fue puesta en marcha en 2018 y se saldó con el encarcelamiento del murciano. Esta se centró en un supuesto delito de delitos fiscales y blanqueo de capitales en la compraventa de futbolistas.

La sentencia detalla los movimientos irregulares que realizaron Quique Pina y sus familiares para no abonar un total de 3,2 millones de euros al fisco español como responsables tributarios del Ciudad de Murcia, uno de los clubes que el empresario ha presidido. El exdirectivo llevó a cabo diversas actuaciones para esconder su patrimonio mientras disfrutaba de viviendas y coches de lujo y un yate valorado en 500.000 euros.

En la 'Operación Líbero', las investigaciones apuntaban a dos sociedades instrumentales: Quique Sport SL, con la que ocultaría su patrimonio personal, y Calambur Intermediaciones SL, con la que ocultaría sus ingresos y también parte de su patrimonio. Con esto, Pina habría logrado tres objetivos: instrumentalizar el cobro de los ingresos procedentes del ejercicio de su propia actividad personal, satisfacer sus gastos personales a través de esas mismas entidades sin haberse practicado retenciones y residenciar un importante patrimonio de uso y disfrute personal.