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Cádiz CF

¿A qué jugará el Cádiz CF de Garitano?

La llegada al equipo de Suso invierte, de entrada, las ideas iniciales de un entrenador al que se le abren las alternativas para llegar a su meta

Joaquín González, tercer refuerzo

Gaizka Garitano. ccf

Alfonso Carbonell

«Un entrenador tiene que amoldarse a los futbolistas que tiene para sacar los mejores resultados posibles; yo siempre he sido un entrenador que me ha gustado siempre apretar arriba, mantener la defensa alta, ser un equipo más racial, más de centros, más de llegadas por banda y para eso necesitas patas, patas para apretar arriba; intentaré hacer cosas a mi gusto pero sabiendo antes qué tipo de futbolistas vamos a tener. Lógicamente, algunos los podre sacar yo, elegir a mi gusto y otros no; cuando veamos que plantilla tenemos veremos cómo podremos jugar, pero lo que tengo bastante claro es que necesitamos patas también porque los equipos que han estado arriba este año son equipos que tienen patas, hambre y juventud, lo cual no quiere decir que jugadores veteranos no tengan cabida también. No es un tema de edad, es un tema de patas muchas veces».

La anterior parrafada está firmada por Gaizka Garitano, un entrenador que sabe de sobra en qué club ha ido a parar, cómo está montado este negocio y que por mucho que él pretenda u ose imponer su perfil de jugadores sabe a conciencia que aquí, en este Cádiz CF, el que manda es un señor con el pelo blanco que respalda a sus entrenadores tanto o más -también menos- que a sus jugadores. Por eso, el técnico bilbaíno, cuando dijo ya esas palabras, contaba con el fichaje presidencialista de un futbolista que, de primeras, no sería fundamental para engrasar su engranaje pero al que ni puede ni deberá hacerle de menos.

Suso ha llegado a este proyecto 25/26 como bandera de un equipo que tiene a un entrenador al que le gusta la velocidad, el juego por bandas con llegada y centro. A esto, también le une una presión alta. Y para reunir todas esas particularidades en un bloque hacen falta «patas, muchas patas». Es ahí donde más de uno se hace la pregunta de si los dos jugadores franquicia de este Cádiz CF, Ontiveros y Suso, tendrían sitio dentro de ese equipo. La pregunta ofende.

Dicho eso, Garitano, como cualquier entrenador que se dedica a esto de sacar el mejor rendimiento posible a los jugadores que tiene, ya piensa en el sistema que intentará consolidar con éxito para este curso venidero. El vasco no es ni será el último entrenador que pasa por esta tesitura. Sin salir del banquillo que ocupa en la actualidad, otro técnico que se sentaba en el mismo estadio, Álvaro Cervera, tuvo que amoldarse a las anárquicas virtudes que presentaban un jugador que le destrozó el uniforme bloque que tenía construido desde años atrás. La llegada, en el invierno del 19, del venezolano Darwin Machis echó por tierra el libro del cerverismo, que se cobijó al amparo de un eléctrico jugador que hacía goles como el que comía pipas al mismo tiempo que se despreocupaba del equilibrio de un equipo que ganó en espectacularidad con el vinotinto pero que perdió en orden. De hecho, el extremo llegó a un Cádiz CF posicionado en 'play off' de ascenso y, a pesar de su gran media campaña, al final no se consiguió clasificarse para los mismos. La excesiva dependencia del ex del Granada perjudicó a la organizada banda amarilla.

El ejemplo está ahí, pero no es del todo comparable a lo que se enfrenta ahora Garitano. De entrada, comparar el egoísmo irredento del venezolano con Ontiveros y Suso es todo una afrenta a los valores de grupo; sin embargo, no es menos cierto que ambos jugadores como que no se ajustan al cien por cien a las características que el entrenador vasco busca en sus jugadores de cara a hacer el juego que él haría en el caso de tenerlos en su totalidad. Por tanto, para no hacer ni una cosa ni la contraria, Garitano deberá buscar un dibujo en el que se pueda englobar el talento de sus dos mejores jugadores aunándole la velocidad por banda que necesita para cuando no entrar por dentro, hacerlo por fuera.

Ese esquema se pudo atisbar un poco en el último encuentro liguero en casa y que el Cádiz CF goleó 4-0 al Huesca. Aquella tarde, sin reparo alguno, Garitano ofreció un once bajo un 5-3-2, algo que bien podría verse en un futuro en el caso de contar con dos carrileros que le den esas bandas que tanto necesita la identidad de sus equipos.

Aún queda muchísima tela por cortar, pero desde la dirección deportiva ya se presume que quieren dar a su entrenador los jugadores más importantes para hacer de ellos su núcleo duro con el fin de poder empezar a engrasar la máquina desde el primer día de vuelta al curro, fijado para el próximo 7 de julio. A falta de muchísimo por acontecer, y a la espera de las entradas y muchísimas salidas que se han de dar, el Cádiz CF 25/26 bien podría jugar con extremos como carrileros con el fin de dar plena libertad cerca del área a Suso y Ontiveros. Sobre el papel, ilusiona.

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