Cádiz - Valladolid

Iván Alejo, un regreso entre lo esperado y lo discutible

El ex del Cádiz y actual capitán del Valladolid recibió un trato diferente de los aficionados

Alejo esperaba que Carranza no lo reciba bien

Alejo recibió pitos desde su entrada al campo. antonio vázquez

Si se los llevaba ya con la amarilla enfundada en su torso, cómo no se los iba a llevar con la violeta de la segunda equipación del Pucela. Pitos. Estaban cantados. Pero la tarde noche de Iván Alejo en Cádiz no fue del todo mala para el otrora jugador del Cádiz puesto que también recibió el cariño de no pocos aficionados que se acercaron al hotel Playa Victoria atraídos por el autobús oficial del equipo vallisoletano que estaba apostado en la entrada principal del emblemático hotel gaditano. Allí, el extremo pucelano repartió saludos y firmó algún que otro autógrafo a aficionados que guardan un buen recuerdo tras su paso por el equipo gaditano.

Ya en el estadio, la que fue su casa durante más de un lustro, y antes de vestirse de corto estuvo repartiendo muchos abrazos entre antiguos compañeros y empleados del club amarillo, así como de los dirigentes, con los que mantiene una relación casi que familiar. Sin ir más lejos, Manuel Vizcaíno le sigue llamando cariñosamente su hijo rubio, al que Alejo responde como su padre.

Durante el calentamiento comenzaron los pitos de esa parte de la afición que ya en sus tiempos como cadista criticaba su estilo, su forma de jugar y hasta sus tuits. A sabiendas de que ese ambiente iba a ocurrir, el jugador del Pucela estuvo en todo momento a la altura y no entró al trapo de provocaciones del público en ningún momento. Sí que se mostró tan visceral e intenso que siempre sobre el terreno de juego y si no se cansó de correr, tampoco de protestarle al árbitro acciones. Todo sigue igual.

Casi al final del partido protagonizó una acción que asustó a más de uno en el campo. Él se encontraba defendiendo un balón que despejó con muchísima fuerza con tan mala suerte que acabó en el rostro de Efe Aghama, que andaba a pocos metros. El jugador cadista quedó completamente grogui y tendido sobre el césped mientras Alejo se preocupaba de que el balón saliese de fondo antes de ir a atender a su colega con una preocupación que debió ser anterior a que la pelotita saliese del campo. Lo primero es lo primero.

Al término del encuentro, Iván Alejo se despidió de muchos amigos que dejó en Cádiz así como habló con algunos periodistas con los que bromeó diciéndole que se había portado bien pese a la cantidad de insultos que había recibido. Y sí, Ivi se portó bien. Las cosas como son.

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