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La hora de los relevos

Jugadores como Fali, Alejo o Chris Ramos parecen amortizados y es el momento de que los Chust, Meré, Maxi Gómez o Kouamé den el espaldarazo final

Maxi Gómez, Navarro, Guardiola, Machis, Chris Ramos y Sobrino. ccf

Alfonso Carbonell

Ha llegado la hora de los relevos, de los que están más frescos, de los que menos kilómetros acumulan en sus piernas. Ha llegado el momento de los que hasta el momento apenas han aparecido mientras el equipo ha estado tirando como ha podido, luchando como un jabato hasta decir basta y dejar la permanencia a cinco puntos después de un aceptable arranque liguero y un lento y sufrido caminar en el que se ha ido desfalleciendo con el paso del tiempo hasta acercarse peligrosamente a la

La situación del equipo no es nada halagüeña, pero mucho peor sería si los que hasta la fecha no hubieran puesto toda su carne en el asador. Gracias al trabajo, al esfuerzo, al acierto y al sacrificio constante de los Fali, Alejo o Chris Ramos, este Cádiz CF ha mantenido el pulso y ha podido llegar con vida a estos momentos de la Liga. Cierto es que estos tres exponentes, a los que habría que sumar las intermitencias de Ledesma, Iza, Álex, Javi Hernández, Pires o Roger, han sido los máximos responsables de que hoy por hoy el equipo de Pellegrino siga contando con opciones de permanencia a pesar de llevarse más de medio año sin ganar.

Sin embargo, tanto desgaste ha pasado factura a un tridente que se ha ido viniendo abajo a medida que el equipo nunca le ha podido responder por diferentes razones mientras ellos han estado librando batallas rindiendo al 200x100 hasta acabar bajando el pistón por razones lógicas.

Los tres (Fali, Alejo y Chris Ramos) han sido titulares indiscutibles tanto para Sergio como para Pellegrino en las primeras semanas del argentino. Sin lugar a dudas, dichos jugadores han jugado de manera ininterrumpida por dos razones bien sencillas: eran lo mejor en su demarcación al mismo tiempo que no han tenido mucha competencia por ausencia de ella. He ahí el problema de un equipo que nunca ha estado bien en líneas generales.

Y claro, poco a poco, la lógica de cualquier competición se ha hecho valer. A pesar de la mediocridad de la liga española y de lo barata que está la permanencia, el Cádiz CF se pasó bastante más jornadas de lo esperado fuera de los puestos de descenso hasta que el Celta, el menos malo de un grupo completado por Granada y Almería, fue sumando puntos hasta a alcanzar lentamente a un once gaditano que no ha cesado de sumergirse a base de tristes empates (13) y duras derrotas (12). Esa inercia ha sido la que ha puesto contra las cuerdas a los de Pellegrino, que se encuentran ahora a cinco puntos de un Celta que tendrá el 'goal average' a su favor. O sea, seis.

A pesar de todo, el Cádiz CF parece ir avanzando en su manera de jugar. Las consecuencias de que Fali, Alejo y Chris Ramos ya no sean imprescindibles ha jugado a favor del fútbol dado que la entrada en el once de Meré, Víctor Chust, Robert Navarro, Juanmi o Maxi Gómez le ha dado al equipo de Pellegrino mayores opciones de posesión y control de un balón que quemaba por igual tanto al de Sergio como el de las primeras jornadas con el entrenador argentino al frente.

Bastó ver como mediado el encuentro ante el Rayo sorprendía ver la estadística de la posesión ya que por primera vez en la temporada los cadistas eran los mayores poseedores de la misma. Es verdad que al final del encuentro, y sobre todo tras el parón por la granizada, fueron los vallecanos los que acabaron imponiéndose en dicha estadística con el 54%.

Más allá de la suplencia a la que han caído jugadores determinantes en la primera vuelta, el cadismo prefiere ahora ver las cosas con mayor optimismo y pensar en que los que se arriman al once deberán hacerlo con la misma intensidad y acierto que los soldados caídos en combate con todos los honores. Soldados que, por otra parte, van a seguir arrimando el hombro desde el banquillo con minutos en los que seguramente volverán a aportar muchísimos factores positivos tanto en defensa como en ataque.

Pero lo que es evidente es que el Cádiz de Pellegrino tiene que cambiar cosas y desde el día ante el Celta lo ha empezado a hacer. El juego sigue siendo vertical pero los pelotazos ya no son tan abundantes y las prolongaciones de juego tras una patada a seguir tampoco son tan evidentes. Ahora, en cambio, el balón no se sortea tanto puesto que Meré y Chust tienen mejor manejo de balón que un Fali que todo lo que ponía en contundencia lo restaba a la hora de organizar desde atrás el juego. También desde las bandas se comienza a general mayor peligro con la aportación de un Robert Navarro al que ya se le ha dado continuidad y con la aparición del golazo de Machis ante el Celta o el buen partido de Sobrino ante el Rayo. Y arriba, además de Juanmi, parece reaparecer y con brío el internacional uruguayo -recién llamado por el seleccionador Bielsa- Maxi Gómez, que a diferencia de Chris Ramos ofrece mayores alternativas a la hora de repartir juego ya que es un delantero que acostumbra a bajar los balones a la espera de que le lleguen compañeros con los que asociarse.

No queda otra que confiar en los que no estaban y esperan estar. Con lo que había, a pesar de su excelente trabajo, no daba. Ahora es el momento de los refrescos, jugadores más enteros para ponerse a las órdenes del que siempre ha estado y va a seguir estando: el incombustible Rubén Alcaraz, que desde Vallecas parece tener nuevo compañero en la sala de máquinas en Kouamé.

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