cádiz - rayo
Empate sin sal (0-0)
Reparto de puntos en Carranza tras un partido aburrido que deja al Cádiz tan bien como estaba
Luis Hernández volvió al once tras su descanso en el Villamarín.
Este Cádiz es tan serio como soso. Al menos, en casa, donde solo se ha dado un festín a costa de uno que ya no tiene trabajo, Quique Setién. El resto, ufff. Pero lo importante, lo más importante, es que el once amarillo sigue dando pasitos muy seguros en una categoría en la que se aprecia a tres rivales (Almería, Granada y Las Palmas) cayendo a plomo a Segunda. Ya, ya. No es cuestión de jugar a pitonisa, pero qué es la vida si no se juega. Y lo que a estas alturas de la película se puede ver es a un Cádiz que crece en puntos, pero también en aburrimiento. Y no, no es malo. El objetivo es el objetivo y la permanencia es el horizonte, pero resultados al margen, lo cierto es que el que a este Cádiz le han robado la sonrisa para lamento de todo aquel qie iba a Carranza a vibrar y a divertirse con su equipo.
Queda mucha tela por cortar. Demasiada incluso. Sergio y sus chicos están superando la profesionalidad, y salvando el desastre de Bilbao, nadie negará que en estos momentos se está haciendo buena parte del trabajo que deberá relucir allá por mayo. Eso sí, toca remar. Y tener paciencia.
Todo al 1, el que buscaba Sergio ante el Rayo. De ahí que no retocase demasiado su once titular y preferido con el objetivo de sumar los tres puntos ante el equipo de la barriada madrileña y dejara a la improvisación del banquillo la visita al dentista del próximo domingo en el Metropolitano. Visto así, el equipo que salía de inicio podría verse como el que sacaría en la hipótesis de jugarse todo a una carta.
Tres cambios hizo respecto al que sacó en el Villamarín y con que tan buen talante comenzó el partido. Luis Hernández regresaba al centro de la defensa, Machis recuperaba el sitio que perdió poco antes de cruzar el charco y, sorprendentemente, Chris Ramos descansaba en beneficio de un Roger que a Sergio le da todo lo que muchos no logran ver.
Cádiz y Rayo salieron con el respeto por bandera en un encuentro en el que el primero se lo saltó fue Maxi Gómez, que quiso aprovecharse de un mal pase al portero de Mumin que pudo interceptar para acabar obrando mal al irse al agua en cuanto notó el contacto por simple inercia del meta Dimitrievski.
Pasaban los minutos sin mucho fútbol, más tarde todos los presentes verían que sería la aburrida dinámica, pero sin ritmo incluso los excadistas Alvarito García y Espino probaron los guantes de Ledesma en dos acercamientos rayistas sin mucho peligro en realidad.
Pasados los primeros y soporíferos quince minutos de tanteo, parecía ser el Cádiz el encargado de imponerse en robos, posesión y llegadas al área contraria. Gracias a este paso adelante llegaría la enésima pérdida en la medular de los vallecanos que interceptó Alcaraz para liberar con un pase rápido y efectivo a Maxi Gómez que el delantero gestionó de la mejor manera posible aunque su pase de gol no fue recogido por Roger, que desesperaba a la grada con su falta de acierto pese a ser titular en detrimento del chico del barrio.
A pesar que era el cuadro gaditano el dominador a los puntos del duelo, lo cierto es que los madrileños también ponían a prueba de vez en cuando a Ledesma. Así, en el 20' de partido un lanzamiento raso y lejano de Pathé Ciss era recogido tranquilamente por el meta cadista.
Fue ese tiro a puerta lo que frenó al Cádiz en su ímpetu, que tampoco era mucho, la verdad. De hecho, a los diez minutos de esa intervención de Conan llegaría un nuevo acercamiento de los de Francisco, pero en esta ocasión el centro de Balliu al corazón del área volvía a hacerse grande Ledesma. No eran muy claras las oportunidades del once de la franja pero comenzaban a ser. Además, el juego de los vallecanos comenzaba a crecer a medida que superaban la primera línea amarilla y enlazaban más de dos o tres pases seguidos. Sin crear ningún incendio, sí al menos podía decirse que a la media hora de juego el Rayo salía de su madriguera.
Con todo ello, el Cádiz era el propietario del balón según los porcentajes, aunque si bien en cierto que en este arranque liguero le cuesta un mundo a los de Sergio saber bien qué hacer con él cuando se adueña.
Pasaban los minutos sin mucho o ningún divertimento y solo un error garrafal del árbitro Hernández Maeso dejaba sin gol al Rayo tras un despiste entre Luis Hernández y Ledesma del que sacó tajada, con el partido parado, Camello. Su gol no subía al marcador por una falta previa de Alejo sobre Espino, que la tuvieron tiesas aunque con marcada camaradería.
41 minutos tuvieron que pasar para que Machis entrase en juego y lo hizo con su jugada preferida aunque su disparo acabó en las manos del meta visitante sin muchas consecuencias. El partido era un tostón, el fútbol brillaba por su ausencia y el Cádiz lo enmarañaba todo para sacarle mayor rédito a base de avanzar yardas. En una de esas, a Iza le faltaron unos pocos centímetros para cabecear a gol una jugada comenzada por él tras un saque de esquina. Con tablas en el marcador se llevaba a un descanso sin la apariencia de que a ninguno de los dos contendientes le importase sellar el empate cuanto antes para descansar de cara a la jornada próxima.
Pero había que jugar una segunda parte y a la misma entró con más ganas el Rayo, que en apenas un minuto se presentaba ante Ledesma con un disparo timorato pero voluntarioso de un Camello muy trabajador.
Las nuevas posturas de uno y otro equipo parecían dar la cara desde el principio, sin embargo a los intentos del Rayo por mover el balón contestaba con eficacia el Cádiz anulando la mayoría de sus opciones.
Ahora era el Rayo el que quería dominar y el Cádiz el que lanzaba ataques reducidos, como dos de Alejo, pero en ninguno de las dos internadas encontraron un remate fácil ni Roger, primero, ni Escalante, después.
Pasados esos lances del pucelano, el Rayo volvía a la carga con una acción de De Frutos, que caía en falta por un manotazo de Luis Hernández. El latigazo de Lejeune se fue fuera no sin crear un silencio de angustia en la grada. Minutos después, de nuevo el central galo intentaba sorprender a Ledesma con otro potente obús que no encontró puerta.
Visto lo visto, Sergio hizo un triple cambio en el 63'. Sentó a Machis, Alejo y Roger y metía Sobrino, Navarro y Chris Ramos.
Entre la búsqueda del fútbol del Rayo, los cambios y el avance de los minutos, lo cierto es que el duelo entró en un proceso en el que el ritmo se aceleró para satisfacción del respetable, que veía sobre el verde como el tablero comenzaba a moverse sin guión.
Una señal de la neutralización por la que pasaba el Rayo era comprobar como sus jugadores, en esta ocasión Alvarito García, no tenían otra manera de inquietar a Ledesma más que con disparos desde fuera del área, una prueba evidente de las dificultades que tenían los de Francisco para profundizar en sus ataques.
Pero incluso sin profundizar el Rayo insistía y cerca estuvo de conseguir su gol si no es por la mano salvadora del santo que el Cádiz tiene bajo palos. Un disparo potente de Isi Palazón tras un mal despeje de la zaga amarilla era enviado a córner por el meta de Pergamino.
Apretaba el Rayo y ese ritmo ya era infernal para Escalante, que pedía el cambio en el 80' tras romperse. José Mari lo suplía para alarma de muchos, pero cuando peor se presentaban las cosas llegó Mumin para echarle un cable a los cadistas. El central ghanés hacía falta sobre Alcaraz y no contento con ella le decía algo al árbitro, que lo expulsaba faltando cerca de diez minutos reglamentarios más el añadido.
El tema es que se jugó más bien poco en los cinco minutos que se dieron y solo Guardiola, que debutaba en Liga, lo intentó con un disparo que acabó en córner aunque no fue cobrado por el árbitro, que como la mayoría del personal se pensó que el ex del Rayo había centrado si se adivinaba la posición de su cuerpo.
Poco más que contar de un partido muy pobre en cuanto a recursos futbolísticos y entre dos equipos que dieron por bueno el reparto de puntos en un Carranza que solo ha disfrutado por derecho en lo que va de Liga con el 3-1 al Villarreal. El resto, sopor. Eso sí, y un buen caudal de puntos. La mayoría de ellos, sin sal, más bien sosetes.
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