Días para reflexionar y recuperar

Determinar si el parón con el que cuenta ahora el Cádiz CF tras el aplazamiento del duelo ante el Mallorca es positivo o negativo solo lo dirá el tiempo. De tiempo, precisamente, es de lo que dispone ahora Sergio González para reconducir la situación de un equipo que, a base de expulsiones, bajas, malos resultados y pérdida de identidad está protagonizando una racha tremendamente perjudicial para los intereses amarillos. Y, además, el técnico catalán dispondrá de todo este intervalo sin la presión competitiva que acarrea una competición liguera. El próximo encuentro será el domingo 26 ante, nada más y nada menos, que el Real Madrid. Casi nada.

Más de dos semanas en las que Sergio, junto a todo su equipo, debe trabajar en lo futbolístico, donde los amarillos han mostrado enormes carencias en varios partidos, a nivel de errores y de estilo de juego, pero, sobre todo, a nivel emocional y físico. Es aquí donde están varios de los problemas actuales del Cádiz CF.

Por un lado, el bajo nivel de jugadores que han sido y deben ser fundamentales solo se puede explicar a través de la cabeza. Hoy en día, en el deporte, el estado emocional influye directamente y en gran proporción sobre el físico y, en última instancia, en lo futbolístico, donde la cabeza debe acompañar para tomar las mejores decisiones en el momento justo. Es el caso de jugadores como Gonzalo Escalante, Javi Hernández, Rubén Sobrino o Iza Carcelén, en primera fila, y otros como Darwin Machís o Robert Navarro (aunque en el caso del extremo catalán el encaje en la ideología futbolística de Sergio González también tiene mucho que ver) en segunda posición.

Exclusivamente futbolistas como Rubén Alcaraz, Chris Ramos, Conan Ledesma, Fali, Iván Alejo, Roger Martí y, en estos últimos encuentros, Rominigue Koaumé y Lucas Pires, están mostrando un nivel acorde a lo que pide la competición. De hecho, son la mayoría de estos jugadores los que, cuando están sobre el césped, permiten que el Cádiz sea un equipo reconocible y con identidad.

Una cuestión de reconducir a ciertas piezas que ya han demostrado que son elementales cuando están a buen nivel. De hecho, es la falta de jugadores en buen estado lo que podría explicar una de las razones por las que el equipo se cae en las segundas mitades, donde presenta números de equipo que acabará en descenso a final de temporada. Eso, la mala gestión en algunos encuentros de Sergio González con las sustituciones y, sobre todo, el estado físico de la plantilla, que desemboca en una caída a nivel de energía e intensidad a partir de ciertos minutos.

En los últimos encuentros hemos visto como jugadores de la talla de Conan Ledesma, Zaldua, Jorge Meré, Luis Hernández o Fede San Emeterio no han podido estar junto a sus compañeros por problemas físicos. Es evidente que estos días de parón competitivo deben servir para poner a tono a la totalidad de la plantilla, y reiniciar el estado físico del equipo que, tras doce jornadas disputadas, vuelve a estar bajo el foco al igual que lo estuviera al comienzo del curso pasado.

Otro de los debates que han rondado al cadismo en los últimos encuentros es el del esquema. Cierto es que Kouamé, Navarro o Pires son futbolistas que podrían ver potenciadas sus habilidades dentro de otro contexto táctico, pero el propio Sergio González ya se ha encargado de ratificar en rueda de prensa su confianza y apuesta por el 1-4-4-2, así que, salvo ocasiones circunstanciales, no parece que el técnico esté dispuesto a cambiar su forma de ver el fútbol.

Sea como sea, el catalán debe volver a inyectar la confianza al bloque para que vuelva a ser coral, trabajador, solidario, con los automatismos heredados del curso pasado y con la capacidad de ser verticales e incisivos en los últimos metros. A pesar del nefasto tramo que atraviesan los amarillos, con tan solo 3 puntos de los últimos 24 posibles, lo cierto es que el Cádiz CF depende de sí mismo y, con un partido menos, volverá a la competición fuera de la zona de descenso.