Cádiz CF
Una derrota para explicar el relato
El tropiezo en Las Palmas, primero de la temporada, sirve para certificar el discurso de un entrenador que lleva pidiendo calma y paciencia desde el principio
AC
Cádiz
Lo lleva diciendo tiempo pero lo hacía desde un desierto. Gaizka Garitano, siendo el que más orgulloso podía estar por ser el padre de la criatura, era el que menos lo estaba porque a ciencia cierta sabía que si no era un espejismo lo que estaba viviendo, se le parecía muchísimo. Por eso, esta derrota del Cádiz CF en el estadio Gran Canaria, la primera de la temporada, le ha dado veracidad a un discurso que venía verbalizando desde que comenzó la Liga. Ese relato se sostenía, y se sostiene ahora mucho más, en la prudencia, en la calma, en la tranquilidad y huía de expresiones ambiciosas como ascenso, liderato y similares gotas de éxito.
El entrenador vasco sabe que su equipo está, como quien dice, en pañales. Es un recién nacido, un imberbe en esto de la exigencia. Y no le falta razón. La decisión acertada de hacer la limpia que se ha podido hacer y quitarse de encima a jugadores ya caducos -algunos han quedado- le ha dado a la plantilla esos aires nuevos más que necesarios para refrescar la psicología no solo del equipo, también de la afición, que ya va a su estadio con las ganas de ver cosas distintas. Y las está viendo.
«Hay que tener paciencia porque esto es un proyecto nuevo», manifiesta Garitano cada vez que se le pregunta por las metas de un equipo «joven, con muchos jugadores provenientes de la Primera RFEF». Hasta dos años ha rejuvenecido el vestuario este verano y eso, más allá de la ilusión y el hambre que ha vuelto a entrar en la caseta amarilla, también tiene sus peros, como por ejemplo, el de la inexperiencia. Por tanto, la derrota en Las Palmas, más o menos justa o injusta, viene como anillo al dedo para confirmar que las jornadas anteriores fueron fruto del trabajo, del buen trabajo, pero también con su pizca de suerte.
Hasta el momento, todos los resultados que ha obtenido este Cádiz CF han sido ajustados, y salvando algún que otro encuentro, igual los de amarillo merecieron ganar que empatar o perder. Sobra decir que si la mayoría de las veces la moneda salió de cara es porque a pesar de esa tremenda igualdad, el joven equipo de Garitano tiene todas las tablas que fueron quemadas el año pasado.
Piano, piano, no le queda otra a un equipo que este domingo vuelve a su estadio con la confianza intacta pero con la fe de que su parroquia haya entendido que esto va a ser muy largo y que, por mucho que se gane, lo normal es que el equipo vaya bajando poco a poco de esos altares de la clasificación para irse convirtiendo en más terrenal que onírico. Si la grada acepta ese nuevo papel que en breve va a seguir tomando su equipo, todo será mucho más fácil para volver a creerse algo que no puede ser pero que se luchará por ser.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión