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Lo de Chris Ramos

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El gaditano se mueve entre las críticas por sus flagrantes errores en ataque y ser el inesperado referente ofensivo de un equipo del que sigue siendo el pichichi, sin apenas competencia en la delantera

Chris Ramos en un partido con el Cádiz la voz
Rubén López

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El fútbol es tan ingrato como justo en ocasiones. Depende del crisol con el que se mire, como todo en la vida, para muchos hay héroes que pasan a ser villanos y viceversa. Al que un día le pitan en su estadio, al siguiente lo veneran. Y el que comenzó siendo un referente, el nuevo Ibrahimovic y un futbolista con el que el Cádiz se iba a forrar con un futurible venta, se convierte en el objeto de las críticas de una parte de la afición, cansada y hastiada por la marcha deportiva de su equipo.

Es el caso de Chris Ramos, el niño de La Laguna que lloró el día que se puso la camiseta del equipo de su ciudad, el chico que enloqueció y se emocionó cuando en el Benito Villamarín marcó su primer gol como cadista. Ese que se ha convertido en el ejemplo de muchos niños, en la fiel representación del escudo y en la bandera, inesperada, de un proyecto deportivo que se ha ido a pique esta temporada.

Ser futbolista implica cuestiones que el común de los mortales no tiene porqué soportar. Los sueldos desorbitados y ser casi millonarios hacen que los futbolistas vivan en otro nivel social y por tanto estén expuestos a cuestiones a las que no están los demás. Con el respeto siempre por delante, las críticas a los jugadores están a la orden del día y pasar de un lado a otro de la realidad es tan habitual como normal en este deporte.

Chris está pasando ahora por esa situación en la que todo lo que era luz es ahora oscurso. Su mano a mano fallado ante Courtois en el Bernabéu ha sido la gota que colma el vaso para un sector de la afición. ¿Injusto? Ahí está el quid de la cuestión, analizar si las críticas y las miradas que se ceban ahora sobre el gaditano por sus claros fallos en ataque son justas o injustas.

Y como todo en la vida nada es blanco o negro, hay muchos matices y colores en esa amalgama. Hay pros y contras que favorecen o van en contra de Chris Ramos, y seguro que cada uno tendrá una opinión distinta en referencia a un jugador que se ha convertido en el líder ofensivo de un equipo que realmente debería tener otros referentes.

El compromiso y los méritos del gaditano

Hablar de Chris es hacerlo de un jugador que llegó hace año y medio a su Cádiz con la idea de convertirse en un complemento en la delantera. Llegó con jugadores como Sergi Guardiola y Roger, a priori dos futbolistas con mayor trayectoria que el de La Laguna y con mucho más bagaje en Primera División. Sin embargo, la pasada temporada el gaditano le ganó la tostada en más de una ocasión a sus competidores en ataque, a pesar de que solo marcó un tanto, el ya citado frente al Betis en la última victoria a domicilio del cuadro cadista, hace más de un año.

En los méritos de Chris están precisamente que es un jugador que hace muchas cosas en el campo y en el que el compromiso está fuera de toda duda. Lucha, pelea, ayuda en defensa y tiene unas condiciones físicas envidiables para cualquier jugador. La expectación que generó en la segunda vuelta de la pasada campaña fue en aumento en el comienzo de esta.

Sergio, consciente de sus virtudes y defectos, vio en Chris un jugador ideal para descargar en ataque y ser acompañante de otro punta, en muchas ocasiones Roger y también Maxi Gómez esta temporada. El espigado ariete comenzó esta temporada con la titularidad en el bolsillo y marcando su primer tanto ante el Villarreal en aquella añorada victoria en Carranza. Sus tantos ante Betis y Sevilla posteriormente le pusieron rápidamente en el primer puesto de la tabla de goleadores, donde sigue en el día de hoy sumando sus goles ante el Celta y frente a Las Palmas, su último gol a mediados de diciembre del pasado año.

La escasa competencia arriba

Con cinco dianas Chris Ramos sigue siendo el pichichi del equipo, lo cual tiene dos lecturas: el jugador ha asumido el rol de ser el referente ofensivo del equipo y por otro la competencia en ataque es prácticamente nula.

Y en lo segundo radica algo que favorece a Chris y que habla a las claras de lo que es este Cádiz. ¿Es normal que jugadores como Maxi Gómez o Sergi Guardiola no hayan visto puerta aún? ¿Es lógico que Roger solo sume dos tantos y que no haya más jugadores, amén de Machis, que hayan asumido el rol goleador?

Chris Ramos se ha convertido en el inesperado referente ofensivo de un equipo con muchos problemas para ver puerta. Nunca el jugador debió ser el baluarte de este equipo pues para eso llegaron jugadores como Maxi, Roger o Guardiola, llamados a ser los pilares del equipo en ataque. Viendo que estos tres últimos no han cogido ese lugar, Chris se ha visto obligado sin querer a ser el punta de lanza del cuadro cadista.

Cierto es que Roger y Guardiola tienen la pequeña excusa de sus respectivas lesiones que le han tenido apartado mucho tiempo de los terrenos de juego. En el caso del segundo hay que añadir la falta de oportunidades que le han convertido siempre en el cuarto o quinto delantero. Sin embargo, en lo de Maxi no hay nada que le pueda salvar, pues si Chris ha disputado 27 encuentros hasta el momento, el uruguayo ha participado en 28 y el rendimiento de uno y otro está más que claro.

Por eso, hay que entender que Chris ha liderado ofensivamente a su equipo cuando nunca debió hacerlo. Es un jugador que tiene muchas capacidades pero también defectos que le impiden ser el baluarte en ataque de un conjunto de Primera. Por arriba es un jugador con tanto talento, como con los pies es todo lo contrario. Y este Cádiz sin identidad, sin saber a qué jugar y con una escasa eficacia a balón parado, no ha sido capaz de aprovechar las virtudes del gaditano.

Un rol inesperado

Con todo, en contra de Chris juega que si le ha tocado ser el delantero referente del equipo tiene que asumirlo como futbolista de élite que es. De ahí que sus claros fallos en ataque ante Las Palmas, Real Sociedad o Real Madrid, entre otros, con claras oportunidades frente al portero hayan hecho que muchos cadistas se ceben con el ariete gaditano.

Son errores impropios de un delantero de Primera División, sea quien sea, y el jugador lo sabe. En sus redes sociales lo ha mostrado afirmando que hay que seguir trabajando y luchando. Oportunidades desaprovechadas que le ponen en el foco de las críticas que, por otra parte, todo futbolista debe asumir debido a lo comentado al principio de artículo, va en el sueldo y en la profesión. Seguramente, Ramos aún no está al nivel top para ser titular en un equipo de Primera, por su calidad y seguramente por su capacidad mental.

No obstante, el problema del Cádiz es que se ha encomendado a un futbolista que debía tener otro rol en una plantilla de Primera, al menos ahora mismo. Asimismo, las expectativas que generó a principio de temporada han jugado en su contra en los últimos meses en los que este Cádiz se ha hundido en la clasificación.

Así las cosas y entendiendo que el margen de mejora de Chris Ramos es todavía muy alto, la entrega y la pelea del gaditano son tan innegables como el bajo rendimiento de sus competidores en ataque, salvando la llegada en los últimos meses de Juanmi, es una realidad. ¿Quién tiene la culpa de que Chris haya jugado tanto? Y si lo hace, ¿el futbolista debe echarse el equipo a la espalda? ¿Tiene nivel para jugar en Primera? ¿Merece estas críticas? Seguramente una de las conclusiones será que poco más se puede pedir a un jugador como Chris Ramos, más allá de que sus fallos sean totalmente inadmisibles en un equipo de Primera con un rendimiento ofensivo muy pobre, del que él solo es una parte y no la más importante.

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