cádiz CF

Este Cádiz CF es puro teatro

El encuentro que perpetró el once amarillo en Son Moix fue muy criticado por la grada de un Mallorca que entró en la trampa del juego de trincheras

Los jugadores del Cádiz se lamentan tras el gol de Abdón.
Alfonso Carbonell

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Duele dar la razón a un adversario, pero lo cierto y verdad es que las palabras del capitán del Mallorca y autor del golazo del empate al borde del descanso, Abdón Prats, retratan hoy por hoy al sonrojante juego del Cádiz CF de Sergio, al que muchos ven en su peor momento. Tan mal momento que se ha instaurado en las conversaciones cadistas que este año el equipo de Sergio juega a lo mismo que el que construyó Cervera pero sin la eficacia del señor de las gafas. O sea, un 'pa ná'. Además de las consabidas dosis y dosis a granel de sopor.

Abdón dijo al final del partido lo siguiente: «Nosotros queríamos la victoria, pero ellos han venido a no jugar al fútbol. Esto parecía un partido de otra cosa y la afición tiene que estar orgullosa», decía en un primer momento antes de englobar en su crítica al trencilla, el gallego Iglesias Villanueva. «Hemos manejado casi todos los tiempos del partido. Ellos han hecho un partido muy trabado, no dejaban jugar y ha sido un encuentro muy parado. El árbitro es el que lo tiene que controlar y no lo ha hecho». Tenía razón o no. Veamos.

Sobra decir que si algún equipo fue a por la victoria desde el principio ese fue sin duda el conjunto bermellón, que entró al partido con muchísima más intensidad que un Cádiz CF aplatanado y con el que parecía de nuevo no irle la cosa. A pesar de ello, los amarillos se adelantaron gracias al primer teatro de la noche protagonizado por el mejor actor que cuenta en sus filas con el permiso de Fali, que pertenece a un género algo más dramático que la comedia que protagoniza su compañero de filas. Al margen de ello, ambos son hoy por hoy de lo mejor de un Cádiz CF que es puro teatro. Pues bien, en el 11' de partido Alejo va a un choque con Copete, al que empuja para ganarle la posición con tan buena suerte que el defensor mallorquinista levanta su codo y contacta ligeramente con el jugador cadista, que se va al suelo cobrando una falta perfectamente ejecutada por Alcaraz. 0-1 en el marcador sin comerlo ni beberlo.

El gol hace que los amarillos, que no es que antes de marcarlo estuviesen jugando en campo contrario, retrasen sus posiciones mucho más. Ante esto, y las dudas que desde el primer momento genera cada balón colgado al área de David Gil, los de Javier Aguirre comienzan a meter balones a la olla con los que generan dudas entre la coordinación entre defensa y portero. En uno de ellos, llega el siguiente Óscar de la noche, este para Fali, un aguerrido jugador que acostumbra irse al suelo para ser atendido una vez por partido. En esta ocasión, el valenciano vuelve a dolerse amargamente presagiando muchos cadistas lo peor. Negredo es el primero en alarmarse. El vallecano le da un grito desde el banquillo para que diga cuanto antes si está para jugar o no y ante esta severa y digna advertencia de un compañero preocupado porque el equipo está con uno menos sobre el césped el central levanta su mano en señal de ok. Todo es mentira. O al menos, no es para tanto. En defensa del central, que sí es cierto que más de una vez ha tenido que ser sustituido porque fuerza demasiado, decir que es un jugador que expone y va con todo a cada balón. Sin ir más lejos, su partido en Son Moix fue sobresaliente.

El encuentro siguió por los mismos derroteros, es decir, un Mallorca aliándose con el balón y un Cádiz arropándose hasta que la manta no dio para todo. Un desajuste de Javi Hernández hizo que Momo Mbaye, con una lentitud propia de un pívot ochentero de baloncesto, llegase tarde para tapar el centro de Maffeo que fue cabeceado con maestría por Abdón, que superaba en el salto a Iza ya que Fali se encontraba fajándose con Larin.

El empate ponía justicia y los cadistas se echaban las manos a la cabeza a la espera de un segundo tiempo que amenazaba monólogo bermellón. Pero no, fue entonces cuando Sergio cambió a dos de sus actores secundarios, que más bien son figurantes (Maxi Gómez y Machis) y metía nervio y, sobre todo, vergüenza. Y el Cádiz, que seguía con el teatro por bandera de Alejo, al que se le tuvo que perder un billete de 100 euros detrás de una valla publicitaria en un lance anterior a otro en el que tiraba al suelo mientras de reojo veía al árbitro, fue poco a poco llenando de trampas un encuentro que tenía dominado y encarrilado el Mallorca. Antes, Machis, tras soltar dos gritos que se escucharon en toda la isla por un par de patadas, había intentado sorprender con un disparo que acabó en las manos del meta mallorquinista.

El caso es que el segundo tiempo fue pasando entre bostezos, discusiones, gresca, confusiones y guerra de guerrillas entre dos equipos que demostraron lo mal que están en la clasificación. A favor de los de Sergio, sin duda, ese empeño en llevar el partido a zonas donde el balón es lo de menos para, precisamente, sumar algo cuando peor se está.

Para muchos, está claro, el punto es bueno, pero para otros, la imagen del equipo sobrepasó los límites de la dignidad. Sobre todo, cuando muchos se quejan de lo poco que se juega al fútbol cuando está Bordalás en uno de los banquillos. Pues bien, aquí está Sergio, un entrenador que sin duda debe ser el primer arrepentido de lo que está viendo pero al que no le queda otra dado el gran número de bajas que tiene y la cantidad de jugadores que no están dando la talla. Y es que en estos momentos, por desgracia o gracias a ello se tiene lo que se tiene (11 puntos), lo mejor que hace este Cádiz es embarrar. Y sí, a Abdón no le falta razón porque en este once amarillo todo parece atrezo y nada verdad.

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