José Luis Sánchez, Luis Gallego, Soledad Vázquez, y Miguel Córdoba, ayer durante la presentación del acuerdo en Iberia. :: PINO / EFE
Economia

Iberia suma a los tripulantes de cabina a su acuerdo en busca de un modelo 'low cost'

La compañía admite que el posible acuerdo con los trabajadores de tierra, el 61% de la plantilla, aún puede demorarse «semanas»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Otra pieza más que encaja en el puzle del nuevo modelo de bajo coste ('low cost') que va a implantar Iberia a partir de este año y, al menos, hasta finales de 2017. Es el fruto del acuerdo alcanzado con el sindicato de pilotos (Sepla) el pasado jueves día 13 y, a su vez, del compromiso sellado ayer con la mayoría de las organizaciones que representan a los tripulantes de cabina -cubren el 70% de este colectivo, dado que el sindicato Stavla no ha firmado-, lo que supone suscribir en conjunto un nuevo convenio colectivo por cuatro años (hasta finales de 2017) para casi el 40% de la plantilla: 1.200 comandantes y segundos de a bordo, y otros 3.800 miembros de la tripulación.

Con ello, la aerolínea que preside Luis Gallego logra asegurarse la paz social en el aire, es decir, en sus vuelos. Pero otra cosa es lo que puede pasar en tierra (asistencia/'handling' y mantenimiento de aviones), donde trabajan casi 8.000 empleados suyos, el 61,5% de la plantilla que quedó tras los ajustes severos emprendidos hace dos años. Aquí, los sindicatos aceptan cesiones en productividad y salarios -como ya han hecho pilotos y tripulantes-, pero exigen a cambio dos cosas. La primera, y casi fundamental, es una cláusula especial (fuera del mismo) que garantizaría el actual nivel de empleo en la compañía. En realidad, dicha condición ya estaba prevista para este año, e incluso cabía la opción de prorrogarla durante 2015, aunque los representantes sindicales quieren que llegue hasta 2017. Es, advierten, «condición 'sine qua non'» para el acuerdo y marcaría su línea roja de cesiones. Su otra prerrogativa es que no haya subrogación de personal a otras compañías, sobre todo en los concursos de asistencia en los aeropuertos. «No queremos sucedáneos», advirtió el representante de UGT, Manuel Atienza, quien constata el temor de la plantilla ante un nuevo ajuste laboral encubierto.

Pero, ¿en que se basa para ello? Pues en la propia voluntad de la compañía declarada semanas atrás durante las negociaciones. En la documentación que les entregó, planteaba «la reorganización de sus destacamentos de mantenimiento» y «subcontrataciones» en el 'handling', así como el trasvase tanto de la actividad como de su plantilla en el área de carga a una filial de IAG. El objetivo claro es obtener mayor rentabilidad, aunque los sindicatos recelan de si su verdadera intención no es terminar vendiendo estas unidades de negocio a medio plazo (en uno o dos años) para «hacer caja», una posibilidad que ya han manejado alguna vez en la jefatura de IAG.

Nuevas licencias

En el caso de la asistencia en tierra, los plazos apremian porque AENA, el ente aeroportuario público, tiene previsto licitar a mediados de marzo el primer paquete de licencias de 'handling' pendiente de renovar. Iberia ha trasladado a los delegados sindicales que revisará caso por caso, de modo que si las cifras de costes y productividad fueran similares a los de otros operadores del sector podría subcontratar esos servicios. No obstante, es más probable que termine por no acudir a los concursos que no vea «interesantes» en términos de rentabilidad o presente ofertas muy bajistas. En ambos casos, el ganador seria un tercero al que deberían subrogarse los ahora trabajadores de la aerolínea, y con un convenio similar o incluso más severo que el que ahora está sobre la mesa.

Sea como fuera, es prácticamente imposible que en breve se alcance un acuerdo en tierra. De hecho, el propio Gallego hablaba este martes de un plazo de «semanas» sin concretar nada más. Eso sí, sugirió que las diferencias eran aún importantes y que las conversaciones habían estado ralentizadas las últimas semanas. El presidente de la aerolínea prefirió centrarse en el acuerdo con los tripulantes de cabina (TCP), que prosigue en la línea de adaptación a un modelo 'low cost' (trabajar más horas por menos dinero) ya pactado con los pilotos.

Advirtió, no obstante, de que «el acuerdo es una condición necesaria aunque no suficiente para que Iberia vuelva a ser lo que todos queremos». Una velada referencia a que el deseado plan estratégico que recogerá la recuperación de rutas, más vuelos y, sobre todo, renovación de una flota bastante vetusta (y, por lo tanto, más cara de mantener y que consume más carburante) todavía tardará en llegar un tiempo. De momento, los tripulantes volarán más (hasta 90 horas al mes) y harán también otras funciones en los trayectos de corto y medio radio como, por ejemplo, recoger restos en la cabina y los baños o incluso acomodar el recinto para el vuelo siguiente.

Además, y al igual que los pilotos, recuperarán el recorte salarial adicional (del 4%) que se les impuso meses atrás ante la falta de acuerdo sobre la productividad y también se negociará un expediente de regulación de empleo (ERE) voluntario para ellos, con una indemnización de 35 días por año trabajo y un tope de 30 mensualidades. Desde los sindicatos se apuntó al respecto que serán pocos quienes se acojan.