PAN Y CIRCO

LEONES EN EL VESTUARIO

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Nunca fui jugador de fútbol profesional, nunca estuve en un vestuario de un equipo de elite y nunca he ejercido como entrenador. Por todo ello, nunca llegaré a saber a ciencia cierta lo que se cuece dentro de un equipo de fútbol por mucho que mis pesquisas periodísticas puedan darme una imagen de lo que se vive dentro. Sin embargo, y a pesar de verlo todo desde la frontera, es obvio que los leones tienen que ser adiestrados por el domador, o al menos, intentar que no muerdan a nadie. Precisamente, muchas veces un vestuario de un equipo de fútbol puede estar llenos de leones. Algunos no tendrán piedad ni siquiera de sus compañeros, mientras que otros trataran de sobrevivir como buenamente puedan.

No sé si leones u otras especies, pero el vestuario del San Fernando parece estar lleno de aquellos que buscan más su bien común que el colectivo. No entenderé que no se apoye al capitán del barco, en este caso el entrenador, y que cada jugador (algunos de ellos han sido hasta titulares) no miren más allá de sus pensamientos. Seguramente, en este caso, el domador también tendrá parte de culpa, pues no puedes permitir que algunos leones continúen en la misma jaula. El caso es que el San Fernando es un barco a la deriva en estos momentos. Tras un año buenísimo en lo deportivo, la temporada actual no se presentaba fácil para los isleños. Menos aún si aquellos que enturbiaban la paz de un vestuario que navegaba en aguas tranquilas, ahora lo hacen en zonas turbulentas. No seré el que aporte lecciones sobre cómo llevar un equipo, pues no soy capaz de ello. Pero entiendo que si un equipo es un todo formado por personas, cada uno de su padre y de su madre, que deben mirar por el bien común. Para alcanzar un objetivo, el vestuario debe estar unido, apoyando al capitán y tratando que el domador de esos leones puede realizar bien su trabajo.