CÁDIZ

Cádiz lidera la lista de procesos de mediación con menores que han cometido faltas o delitos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La Junta de Andalucía ha promovido en la provincia de Cádiz en 2012 un total de 466 mediaciones con menores infractores como mecanismo de resolución extrajudicial de conflictos y alternativa a los litigios, según un balance anual de la Consejería de Justicia e Interior responsable del desarrollo de estos programas de reeducación.

Las intervenciones en Cádiz suponen el 21% de las 2.225 mediaciones con menores infractores realizadas en toda Andalucía durante el pasado año y la convierten en la provincia andaluza en la que se llevan a cabo un mayor número de mediaciones de este tipo, según este balance de la Consejería de Justicia.

Detallan que el 67% de las mediaciones iniciadas durante el pasado año con menores infractores en Andalucía fueron resueltas de forma positiva y evitaron que el caso tuviese que ser elevado a juicio, mientras que el 13% resultaron inviables y el 20% siguen en tramitación para buscar un acuerdo satisfactorio.

La mediación se plantea como una solución alternativa a los litigios no sólo de forma previa al proceso judicial, sino también durante su fase de ejecución, lo que se denomina mediación intrajudicial. Con ello, la Consejería trata de evitar que todos los procesos penales lleguen al juzgado y pretende excluir del proceso judicial aquellos asuntos en trámite para que puedan ser solventados extrajudicialmente con el común acuerdo de las partes.

Siete de cada diez son varones

Por sexo, el número de mediaciones realizadas durante 2012 es bastante superior entre los menores varones, que representan el 71%, frente a las mujeres, que suponen el 29% restante. Sin embargo, apenas existe diferencia entre unos y otras en cuanto al resultado de la mediación, ya que en el caso de las chicas se ha resuelto favorablemente en el 65% de los expedientes iniciados y en el 68% en el caso de los chicos.

La mediación tiene un importante potencial educativo entre los menores, ya que constituye una medida preventiva de reiterados comportamientos delictivos que estimula la reflexión del afectado sobre su responsabilidad penal. Con ese objetivo, los equipos de menores inician el proceso para que el infractor se responsabilice de las consecuencias de su delito o falta, «comprenda el mal que haya causado, pida perdón a la víctima y repare el daño causado».