Sociedad

Más cerca de nuestra clonación

Científicos de EE UU obtienen células madre a partir de replicar embriones humanos, una vía hacia el autotrasplante

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Un equipo internacional de científicos acaba de dar un salto de gigante hacia la medicina regenerativa: ha obtenido células madre humanas a partir de embriones clonados. Un hito que se perseguía desde hace más de una década, que hace nueve años aseguró haber logrado el surcoreano Hwang Woo Suk -autor de uno de los más grandes fraudes científicos del siglo- y que se ha logrado mediante transferencia nuclear, la técnica que hizo posible en 1996 el nacimiento de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado.

El grupo liderado por Shoukhrat Mitalipov, de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón, tomó óvulos humanos, les quitó la información genética, insertó en cada uno de ellos en su lugar el núcleo de una célula de piel de un donante y, por último, activó mediante electroestimulación cada óvulo para que se desarrollara como si hubiera sido fecundado. Lo consiguieron. Una de las claves del éxito, cuentan los investigadores en la revista 'Cell', es haber hecho el proceso en una solución con cafeína, además del uso de óvulos en muy buen estado.

Los embriones que prosperaron tenían ADN idéntico al del donante de la célula de piel. Eran clones porque habían recibido los dos juegos completos de cromosomas de esa persona, al haberse eliminado el ADN original del óvulo. Los científicos los dejaron desarrollarse hasta el estadio de blastocisto, que tiene lugar cinco o seis días después de la fertilización y cuando el embrión está formado por unas 150 células no diferenciadas. Entonces, extrajeron de cada uno de ellos las células madre, lo que conlleva siempre la destrucción del embrión. «Un examen de las células madre obtenidas demostró su habilidad para convertirse, como cualquier célula madre embrionaria normal, en varios tipos de células, incluyendo las nerviosas, las hepáticas y la cardiacas», explicaba ayer Mitalipov.

Las células madre son células no especializadas, capaces de dar lugar a cada uno de los más de 200 tipos de células de nuestro organismo. Existen en los primeros estadios del embrión y, poco a poco, se van diferenciando. Son células en blanco que pueden convertirse en renales, sanguíneas, neuronas... Los científicos sueñan con un futuro en el que puedan programarse para formar las células especializadas y los tejidos deseados, lo que abriría la puerta a trasplantes sin rechazo y al tratamiento personalizado de enfermedades.

Las vías para conseguir células madre que den lugar a órganos con el mismo ADN que el enfermo y a los autotrasplantes son dos: la clonación terapéutica -lo que han hecho los científicos estadounidenses- y la regresión de una célula especializada al estadio de célula madre. El segundo método, el favorito para los sectores sociales más conservadores porque no conlleva la creación de embriones, se puede lograr mediante un cóctel de factores celulares que estimulan la vuelta de una célula somática a su estado de célula madre. Este sistema tiene, sin embargo, el riesgo de dar lugar a mutaciones indeseables, por lo que los científicos prefieren otras alternativas.

Dificultades

Mitalipov y sus colaboradores han conseguido salvar las dificultades que habían impedido hasta el momento la clonación de embriones humanos. Se había logrado en ovejas, caballos y macacos, entre otras especies, pero en la nuestra los embriones no progresaban más allá de las 8 células. «Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer para el desarrollo de tratamientos con células madre seguros y efectivos, creemos que éste es un paso clave para la obtención de células que puedan usarse en la medicina regenerativa», indicó el científico.

Ante el temor de que se vaya a emplear su técnica para clonar un ser humano, Mitalipov ha advertido de que, en sus experimentos previos con macacos, los embriones clonados implantados en la hembras nunca han prosperado. «Hay algo en la manipulación que hace imposible el embarazo».

El escenario futuro en el que se sitúan los científicos es un mundo en el que, si usted necesita un trasplante renal, se coja una célula suya -tiene unos 50 billones-, se le extraiga el ADN, se inserte este en un óvulo al que se ha quitado la carga genética, se estimule para que inicie su desarrollo y, al cabo de cinco días, se obtengan las células madre para cultivar un riñón con su material genético y, por tanto, sin posibilidad de rechazo. «Para la biología celular, habrá una historia antes y otra después de este estudio como línea divisoria. Sin duda, es un hito», dice Paul Knoepfler, investigador en células madre de la Universidad de California.