Economia

El BCE inyecta más tranquilidad en los mercados europeos

Adjudica a la banca 530.000 millones en créditos baratos que alejan el riesgo de nuevas tensiones para España e Italia

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El Banco Central Europeo (BCE) repitió ayer la exitosa operación que desactivó la inestabilidad en los mercados a finales del año pasado. La entidad monetaria volvió a ofrecer a la banca una nueva ronda de créditos baratos y extralargos. La respuesta del sector fue todavía más espectacular que en diciembre y se adjudicaron la friolera de 529.530 millones a un interés del 1%. Aunque el supervisor confía en que este dinero se transforme en más préstamos para hogares y empresas, los expertos pronostican otro destino. La inyección de liquidez se utilizará en gran medida para comprar deuda soberana, lo que permitirá a España e Italia respirar con mayor tranquilidad.

La subasta de liquidez del BCE atrajo a alrededor de 800 entidades de toda Europa. En diciembre, la cifra se redujo a 523. Los analistas interpretan la brecha como una señal de que más bancos y cajas de pequeño tamaño participaron en la operación. Se daba por hecho que las firmas de los países periféricos estarían entre las más interesadas, aunque el chorro de dinero llegó a su vez a Alemania o Finlandia. En el caso de España, los préstamos ascendieron a 123.000 millones, una cuarta parte del total. El segundo banco italiano -Intesa Sanpaolo- rubricó en solitario 24.000 millones, casi un 5% del volumen global. Aunque no hay una decisión en firme, el guardián del euro no tiene previstas más ofertas de créditos baratos a tres años.

Los casi 530.000 millones adjudicados a todo el sector superaron ampliamente el volumen de la anterior subasta -489.000 millones- y las previsiones de los analistas. Hasta ahora, el BCE no había prestado tanto dinero en una sola operación. El presidente de la entidad, Mario Draghi, había reclamado que el dinero se empleara para reactivar el crédito y estimular el crecimiento, pero se cree que el objetivo será bien distinto. En principio, la inyección se destinará a sanear los balances de los bancos. A continuación, se estima que el sector financiero invertirá un elevado porcentaje en la compra de bonos soberanos.

Ayudad indirecta

Los especialistas consideran que las llamadas 'operaciones Sarkozy' se afianzarán en las próximas semanas. Es decir, que la banca comprará títulos de los Tesoros nacionales porque es un negocio redondo. Aprovechando los créditos al 1%, invertirán en bonos como los españoles o italianos que en enero cerraron con una rentabilidad media superior al 5%. Estos movimientos se ganaron en los mercados el sobrenombre del presidente francés durante la tormenta financiera que acosó al euro hasta la pasada Navidad. Entonces, el líder galo señaló abiertamente el camino a la banca y destacó que podría ser el antídoto casi definitivo.

Sarkozy no se equivocó en su predicción y en los últimos meses las primas de riesgo de España e Italia no han provocado tantas angustias. Algunos expertos consideran incluso que los créditos baratos del BCE son, en el fondo, una manera de financiar a los países en apuros, una misión que la entidad rechaza porque no está en su tratado fundacional, a diferencia de lo que sucede con la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra. Según datos del propio instituto emisor, los bancos españoles compraron en enero 23.100 millones en deuda soberana y los italianos, más de 20.000. Ambas cifras representan incrementos récord en estas operaciones.

Las estimaciones indican que la tendencia se mantendrá a corto plazo e Italia podría ser la más beneficiada. El Tesoro transalpino tiene previsto emitir este mes y el próximo 90.000 millones en deuda. En cualquier caso, se insiste en que el escudo del BCE no resolverá los problemas de la moneda única. En realidad, los analistas sostienen que es una fórmula para «comprar tiempo» para que los gobiernos acometan las reformas necesarias y pongan rumbo hacia un crecimiento saludable. Además, nadie oculta que nuevas subastas de solvencia podrían disparar la dependencia del sector financiero de los créditos baratos dado que el mercado de préstamos interbancario sigue congelado.