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Nada está muy claro

Se trata de culpar al Gobierno, cuando gobiernan los otros, o culpar al sistema, cuando gobiernan los propios

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Un año atrás, el economista Daniel Klein provocó un cierto escándalo al publicar un artículo en 'The Wall Street Journal' con una conclusión epatante: «La gente de izquierda no sabe de economía». Aunque se trataba de una investigación académica, eso provocó una bronca bárbara desde las trincheras izquierdistas. Un año después, ha podido ampliar su investigación concluyendo, ahora en 'The Atlantic', que en efecto la gente de izquierda es notoriamente inculta en cuestiones económicas, pero además sucede lo mismo con la gente de derecha. Ya sean conservadores, liberales o libertarios, todos muestran una importante incultura económica: «Ninguno resulta menos estúpido que los otros». Y no se trata de cuestiones complejas, conceptos técnicos o matices más o menos sutiles, sino muy elementales. En todos los grupos se da lo que él llama 'sesgo partidista'. No hay ideas, sino clichés ideológicos. No hay conocimientos sino prejuicios. Aunque la economía haya ocupado el centro del debate político, las respuestas revelan que la clientela no entiende nada y probablemente no quiere hacerlo.

Si el mensaje es que el mal está en el déficit, se ve claro:

-Eso está claro.

Pero si el mensaje es que el mal no está en el déficit, porque España o Irlanda han cumplido mejor que Alemania o Francia:

-Eso está claro.

Si el mensaje es déficit por cuenta corriente; los mercados han dejado de confiar en los países menos competitivos bajo la crisis, y necesitan demostrar su rigor:

-Eso está claro.

Pero si el mensaje es que imponer austeridad a países debilitados, sin inyectar liquidez, les lleva al desastre.

-Eso está claro.

Un legendario economista británico escribió que «toda frase breve sobre economía es intrínsecamente falsa». Así es la política: titulares, eslóganes oportunistas, breverías insustanciales. Cada vez que alguien dice «eso está claro» significa «esto se veía venir, teníamos razón» aunque muchas de las afirmaciones sean contradictorias. A veces ocurre que sucesivamente la derecha y la izquierda cambian de idea, o que simultáneamente defienden lo mismo desde la derecha y la izquierda -subidas de impuestos, bancos malos, eurobonos ..- pero no pasa nada. Todo se dirige a culpar al Gobierno, cuando gobiernan los otros, o culpar al sistema, cuando gobiernan los propios. De hecho no hay muchos motivos para fiarse de la política. Tras cada reunión de alta política de los últimos dos años ha caído la Bolsa, sistemáticamente, porque no respondían a las expectativas previas de los inversores. Hay que actuar en función de la economía, no de la política:

-Eso está claro.

-Pero nada está muy claro.