Sociedad

Deportivos de ensueño, hoteles de superlujo, fiestas VIP, famosos y dinero, mucho dinero. La Gumball 3000 arranca hoy en Londres

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Imagínese unas 24 Horas de Le Mans en versión descafeinada y protagonizadas por una escudería surrealista de ricachones y famosos dispuestos a interrumpir la carrera en cualquier momento para irse de farra y. No, el ejemplo no es bueno. Igual resultaría mejor hablar de un 'reality' que transcurre en la cabina de un deportivo de un millón de euros y que incorpora escenas tomadas en hoteles de superlujo y fiestas reservadas. Mmmmm... No, no, así tampoco.

Resulta difícil hallar una referencia familiar para describir la Gumball 3000, llamada también la carrera de los millonarios, una prueba sobre vehículos de cuatro ruedas donde el espíritu competitivo solo sale a relucir cuando se trata de exhibirse en público. Las cosas empiezan a aclararse después de hacer unas primeras indagaciones y descubrir que el organizador del tinglado es un británico de 39 años que se hace llamar ... ¡'Maximillion'! Cooper. Al menos el tal Cooper va con la verdad por delante: con semejante apelativo caben pocas dudas de cuál es su propósito con esta carrera.

Unas cuantas pesquisas más nos llevan a averiguar que la primera edición de la prueba se celebró en 1999 y cubrió el trayecto entre Londres y Rímini, en Italia, con paradas en un imponente château próximo a Versalles, el Gran Premio de F-1 de Mónaco, la factoría Ferrari de Maranello o el selecto hotel Ambras Palace en los Alpes austriacos. Hubo 55 participantes y el ganador conducía un Jaguar E de 1963, uno de los coches más hermosos que se hayan fabricado nunca (no es solo una opinión personal: el propio Enzo Ferrari tuvo que reconocer cuando lo vio por primera vez que era -la cita es textual- «el coche más bello del mundo»).

En sus primeras ediciones, la Gumball 3000 pasó desapercibida para el gran público. Las extravagancias de un grupo de ricachones que se jugaban el tipo en carreteras abiertas al tráfico pertenecían al ámbito de lo privado. Cooper, sin embargo, estaba convencido de que la fórmula terminaría funcionando. La combinación de millonarios a bordo de superdeportivos de ensueño, saltando de un hotel de superlujo a otro, tenía que terminar cuajando. Para añadir mayor atractivo empezó a incorporar a la prueba a famosos de distinto pelaje. Entre los participantes en 2001, por ejemplo, se pudo ver al excampeón de F-1 Damon Hill a bordo de un Lamborghini o al humorista Vic Reeves, muy popular en el Reino Unido, conduciendo un Mercedes AMG.

La Gumball 3000, ha aclarado en incontables ocasiones el propio Cooper, no es propiamente una carrera. No hay tramos cronometrados y se advierte a los participantes de las limitaciones de circulación que rigen en cada país. Sin embargo, el velocímetro se antoja un instrumento superfluo cuando se lleva un coche que sólo en primera es capaz de fundir las células de los radares de cualquier carretera. Que se lo digan si no a los conductores de los cinco bólidos que fueron interceptados en 2004 por los Mossos de Esquadra en un peaje de Tarragona. Los vehículos regresaban de Marruecos con rumbo a Mónaco y circulaban a velocidades supersónicas. Los pilotos, entre los que se encontraba el oscarizado actor Adrian Brody, abonaron las sanciones sin rechistar. Antes, eso sí, dejaron constancia de su extrañeza ante el 'rigor' de los límites de velocidad españoles, sobre todo teniendo en cuenta que en Marruecos, donde habían sido invitados por el propio rey, habían disfrutado de patente de corso para circular a su antojo.

Haciendo caja

Las noticias de los frecuentes encontronazos de los participantes con representantes de la ley -en Holanda primero y más tarde en Francia los agentes de tráfico llegaron a incautarse de varios coches después de arrestar a sus conductores- han conseguido que la Gumball 3000 sea cada vez más conocida. Algunos anunciantes descubrieron una vía inédita para asociar sus productos a un mundo de lujo y sofisticación y Cooper empezó a hacer caja. En paralelo, la nómina de famosos creció y la prueba mudó de las secciones de deportes a los espacios del corazón. En la lista de conductores figura una variopinta fauna que va de actores como Daryl Hannah o Danny Dyer a modelos como Kate Moss o Joddie Kidd pasando por estrellas del rap, skaters, músicos y celebridades de muy distinto tipo.

Un terrible accidente ocurrido en 2007 interrumpió la fulgurante trayectoria hacia el éxito de la Gumball y sacó a la luz el lado más oscuro de tamaña acumulación de frivolidad. Cuando la prueba discurría por carreteras de Macedonia -el destino final era Estambul- el Porsche 911 turbo de uno de los participantes chocó con un Volkswagen Golf ocupado por un matrimonio de jubilados. La pareja macedonia falleció y no tardó en desatarse una tormenta que puso contra las cuerdas a la organización. El fiscal aseguró en el juicio que el Porsche circulaba a 161 por hora por una carretera secundaria cuando se produjo la colisión y el conductor achacó el accidente a la maniobra que -dijo- se vio forzado a hacer para evitar a un BMW que estaba siendo sancionado en el arcén por la policía. La tragedia, en cualquier caso, puso en cuarentena a la Gumball, que los dos años siguientes se celebró en Estados Unidos debido a la creciente alarma de las autoridades europeas. El año pasado la prueba se hizo a medio camino entre Europa y Norteamérica y este año el recorrido pasa a ser de nuevo íntegramente en el Viejo Continente. Los participantes -entre ellos David Hasselhoff- saldrán hoy de Londres después de haber tomado parte en una fiesta en el Club Playboy. Mañana, la prueba llegará a Barcelona, donde los conductores se alojarán en el exclusivo hotel W, un alarde arquitectónico asomado al Mediterráneo que lleva la firma de Ricardo Bofill . La organización les ha preparado allí otra fiesta que será amenizada por el popular DJ David Geta.

De Barcelona irán a Mónaco, donde asistirán al Gran Premio que se disputa el fin de semana. Después, Venecia, Zagreb, Belgrado, Sofía y, finalmente, Estambul. Serán siete días salpicados de excentricidades a mayor gloria de 'Maximillion', el hombre que tiene claro lo que busca.