Editorial

España en Libia

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Por fortuna, ninguno de los Gobiernos involucrados en la operación de la OTAN en Libia se deja contagiar por una cierta impaciencia popular ante su aparente falta de resultados, debida solo al cuidado casi exquisito con que se desarrollan los ataques aéreos en los estrictos límites marcados por las Naciones Unidas. España hace lo propio y así lo reiteró ayer la ministra de Defensa en su visita a las tropas españolas en Cerdeña. Carme Chacón aprovechó el viaje para recordar el sentido de la misión y el compromiso nacional con la misma, limitado, bien precisado cuantitativa y cualitativamente y todo lo flexible como para resultar útil, adecuado al perfil adoptado por el Gobierno, discreto si se compara con el de Francia o Gran Bretaña. En este contexto, lo razonable será que, salvo que se produzcan cambios radicales, España renueve su contribución cuando a finales de junio termine el calendario ahora marcado para la misión aérea y el embargo naval. Vale la pena perseverar y no es excesivo esperar de la ciudadanía un poco más de paciencia. El objetivo vale la pena.