Tribuna

El fin de un régimen

PRESIDENTE DEL COMITÉ DE ENLACE PROVINCIAL ANDALUCISTA DE CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Estamos viviendo el final de un ciclo político en Andalucía. El PSOE ha sido el partido hegemónico de nuestra tierra desde las primeras elecciones autonómicas, generales y locales, era el deseo de los votantes. El exceso de tiempo en el poder ha producido que las prácticas políticas se viciaran, las utopías se transformaran en pragmatismo, que las estrategias políticas fueran sólo de imagen y publicidad, se crearon redes clientelares y otras de profesionalismo político, llevando la confusión de lo que era el partido político y lo público, entendido como servicio a la comunidad, y otras anomalías e irregularidades que nos han llevado a denominar estos últimos años como un RÉGIMEN, pues al final el único objetivo era mantenerse en el poder y no transformar a la sociedad. Esto explica lo que estamos viviendo en el último año, el caso de lo eres, ilegalidades en las subvenciones que venían de Europa para los contratos indefinidos, el conflicto por el decretazo, luego ley, en la función pública andaluza por la que entraban a ser fijos más de treinta mil externos sin ninguna prueba, pero lo peor, muchos con relaciones políticas o familiares conocidas con el poder, etc.

En plena crisis económica, social y política tenemos una cita electoral sumamente importante, las elecciones municipales, para los andalucistas como municipalistas, ante todo, porque entendemos que es desde los ayuntamientos desde donde se transforma más la realidad del día a día de los ciudadanos, como administración más cercana. Sin embargo, el PSOE se planta ante esta cita más preocupado en sus problemas propios que en la realidad social tan difícil que tenemos. Si recordamos anteriores comicios municipales la proclamación de candidatos a alcaldes nunca lo habían hecho tan tarde, nunca tantos alcaldes con mayoría absoluta no han querido repetir, nunca habían tenido ese baile de candidatos como ha ocurrido en Algeciras o Arcos, candidatos con antecedentes penales o imputados, por no detallar la conflictividad de la candidatura de Jerez. Conclusión: el PSOE ya no es la organización que era.

Si analizó esto, no es por inmiscuirme en los asuntos internos de otra formación política sino por las consecuencias que ello tiene en la vida pública andaluza, empezando por la municipal y acabando por la autonómica, donde hay una parálisis muy apreciable en su gestión. Ahora aunque se trate de vender lo contrario, la comunicación de Zapatero que no se presenta a las próximas elecciones generales o la dimisión de Luis Pizarro como Consejero de la Junta, muestra como hay más preocupación por el cambio de ciclo que por las elecciones, donde decidimos sobre una legislatura muy importante que además va a ser penosa en el plano económico.

La ciudadanía andaluza es la que debe decidir finalmente si acaba definitivamente con este régimen, pero no para instaurar otro, sino para que aprendiendo del pasado, provocar un sistema de poder más dinámico y más abierto. Han pasado los tiempos de Cánovas y Sagasta, en pleno final del siglo XIX, donde el juego era de dos, esa alternancia que ahora busca el PP porque si, basada en cerrar el campo de juego al bipartidismo político. El PSOE va a dejar paso, pero el mapa político andaluz cuenta con otras fuerzas políticas como es el andalucismo, una alternativa real al bipartidismo. La solución tampoco esta en la abstención, especialmente para esos votantes que se crean huérfanos en estos momentos tas el finiquito del régimen, sino en una fuerza moderada progresista que su único interés y marco de juego es Andalucía, empezando pueblo a pueblo, como es el andalucismo.

Mi temor es que la lucha interna del PSOE sea la noticia y no los proyectos de cara a las elecciones municipales, que el debate sobre primarias a presidente y sobre posicionamientos internos, cuando el 22 de mayo nos jugamos mucho de nuestro futuro. Mi temor es que ante una ciudadanía harta de soportar sus problemas del día a día, al ver que el debate se centra en algo interno de partido, todavía aumente el alejamiento ciudadano de la política.

Este fin de ciclo es bueno para la democracia, es bueno incluso para el propio PSOE que necesita como organización una temporada fuera del poder. Los ciclos son naturales, nadie es imprescindible y no son ninguna tragedia. Llevamos pocas décadas de democracia, necesitamos profundizar en ella, no podemos conformarnos con un simple cambio de siglas, hay que crecer en ella, creando controles que impidan todas las corrupciones y corruptelas que ahora padecemos y que están saliendo a la luz pública, y entre estos cambios una reforma de la ley electoral más justa y proporcional, incluso con una limitación de mandatos de ocho años a los argos públicos.