CÁDIZ

La misma Dolorosa con dos rostros muy diferentes

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Lo que tallaron en 1964 las gubias de José Rivera poco tiene que ver con lo que los fieles de María Santísima de los Desamparados pueden contemplar en la actualidad. El tallista Alfonso Berraquero se encargó de modificar el aspecto de la imagen en 1980 en un retoque que dejó a la Virgen de los Universitarios con el aspecto actual. Ahora, la hermandad del Martes Santo pretende restaurar la imagen, aunque respetando la nueva impronta que le dio Berraquero. Un trabajo que se antojará complicado para Francisco Arquillo y cuyo resultado final dependerá en gran medida de lo que el catedrático descubra bajo la actual policromía de la imagen. Sin embargo, para entender el futuro trabajo del maestro es necesario remontarse a las labores que realizaron tanto Rivera como Berraquero.

En 1964, el primero concibió una imagen de la Virgen con la tradicional impronta juvenil de las Dolorosas, aunque con un semblante más propio de tallas de siglos anteriores. Además, el imaginero le colocó a Desamparados ojos de cristal y lágrimas del mismo material. Elementos que fueron sustituidos en el trabajo de Berraquero por unas lágrimas de resina y por ojos tallados y pintados posteriormente. La restauración de Berraquero también retocó la barbilla de la imagen y le añadió unos pies. Así, el imaginero eliminó la redondez de la mandíbula que le imprimió Rivera estilizando el rostro y el cuello.

Uno de los elementos que más se vieron retocados en 1980 fue la policromía. La primitiva Desamparados mostraba una tez blanquecina de mejillas sonrosadas. Un color de piel que fue sustituido por otro monocromo y de tono moreno que con el paso del tiempo y el calor de las velas ahora ha virado a un matiz más anaranjado, que tendrá que suavizar el maestro sevillano.