Un paseo blanco para reflexionar

Agarrado a un Higuaín extraordinario y favorecido por la debilidad defensiva del ingenuo Tenerife, el Real Madrid firmó un triunfo plácido en su 'isla maldita'. Una de esas victorias, la sexta consecutiva, que le permiten crecer en el flojo torneo local y presionar al Barça pero que no debería esconder algunos signos preocupantes de cara a la gran competición europea. Fue un equipo letal pero demasiado largo, sin manejar el centro del campo y muy vulnerable por el flanco de Marcelo. Esta vez, ni un grave error del árbitro, que dio validez a un gol local con falta previa a Casillas, complicó la vida a los blancos.

Advirtió Pellegrini en la víspera que el Real Madrid lo pasaría muy mal si bajaba su nivel y el chileno se mostraba circunspecto cuando había transcurrido casi media hora y su equipo no había tirado a puerta. Dominaba, tocaba más y mejor que el Tenerife pero no encontraba la fórmula para pisar el área. Recordaba entonces el partido al de Lyón, con la diferencia de que los franceses mordían mucho más que los amigos canarios. Carecían los blancos de rupturas por banda, de profundidad, de movilidad y se comenzaba a criticar la querencia de Kaká a pedirla al pie para conducir luego en exceso.

Comenzaba a inquietarse el madridismo cuando Higuaín decidió aparecer, moverse sin balón, pedirla al hueco, demostrar que es un delantero con mayúsculas y romper el partido. Marcelo fabricó la jugada, le envió un gran pase y el argentino la cruzó con la zurda, a la primera y ante la media salida de Aragoneses. Pudo empatar el Tenerife nada más sacar de centro pero Alfaro dejó claro que no es el 'Pipa' y que Casillas es mucho Iker. Más tarde, Albiol arreglaría un inoportuno resbalón de Marcelo. Como la suerte no le sonreía, al Tenerife le entraron los miedos, las angustias de ser penúltimo. Volvió a ser esa calamidad en defensa que le convierten en el más goleado de la Liga y, si no lo remedia, le conducen a Segunda por muy buen fútbol que proponga.

Doblete de Higuaín

Al borde del descanso, los insulares se olvidaron de que Garay estaba solo en la derecha y le permitieron brindar un pase hacia atrás a Higuaín, que esta vez resolvió con la derecha, también sin parar el balón y sin oposición.

Un tremendo despiste de Ramírez Domínguez permitió a los locales soñar nada más reanudarse el choque. No se enteró el cordobés de que Casillas ya tenía atrapado el balón con ambas manos cuando Ayoze se lo arrebató con la cabeza. Un gol que sonó como un despertador para el Madrid , que en un santiamén puso las cosas en su sitio. Higuaín tuvo tiempo para recibir, darse la vuelta y asistir a Kaká, que al fin la pidió en profundidad y resolvió con maestría.

Y el choque derivó en un vistoso correcalles, con ocasiones en ambas porterías, una vaselina preciosa del 'Pipa' al travesaño y el irrefrenable deseo de marcar de Cristiano. Tanto que esta vez le quitó el penalti a Kaká, el primer designado. Raúl disfrutó de los minutos de la basura y puso la guinda a una goleada indiscutible pero que no tendría que generar euforia.