PAN Y CIRCO

Banquillo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Confieso que, del partido del domingo pasado, el dato que mayor satisfacción me ha producido -además del punto logrado frente al líder, de los dos goles marcados, de la tensión mantenida durante todo el encuentro y del eficaz, sencillo y rápido juego de Abraham-, fue la presencia de Andrés Fleurquin y de Raúl López en el banquillo de los suplentes. Este grato sentimiento hunde sus raíces, en primer lugar, en la convicción de que esta suplencia les habrá proporcionado una alegría parecida a la que experimentan los chavales recién ascendidos del Cádiz B. Todos sabemos que estos dos profesionales siempre han trabajado concienzudamente y que nunca han escatimado esfuerzos para corresponder a la confianza que la empresa y la afición han depositado en ellos. Todos sabemos que, durante las duras temporadas en las que el equipo amarillo ha jugado en la Primera, en la Segunda o en la Segunda B, los dos han demostrado cómo las derrotas les han dolido en la parte más sensible de su espíritu, y todos podemos imaginarnos hasta qué punto sus respectivas lesiones -inoportunas y reincidentes- les han frustrado las ilusiones largamente alimentadas, les han destrozados proyectos minuciosamente elaborados, les han tirado por tierra los esfuerzos acumulados e, incluso, han despojado de sentido las continuas privaciones a las que se han sometido durante gran parte de esta temporada. Sus actitudes y sus comportamientos nos persuaden de que, estimulados por la mano maestra de Víctor Espárrago, serán capaces de sacar fuerzas de flaquezas. Estamos convencidos de que tienen bien aprendida la primera lección del arte de vivir: la senda del sufrimiento bien asimilado es la única que nos lleva al triunfo. Esperemos que el próximo sábado se cumplan los presagios del entrenador para que el punto logrado frente al Hércules produzca unos efectos reconstituyentes.