Cádiz le pone más hielo al mar

«Oiga, que lo llevo fresco». Refrigerado y envasado. Quién le iba a decir a José María Bautista, uno de los socios de Procosur, que su pequeño negocio del barrio de La Viña se iba a convertir en una gran distribuidora que lleva pescado congelado a todo el mundo. Del reparto en la puerta del restaurante a la presentación del producto en grandes cadenas comerciales median 25 años en los que ha compartido éxitos y apuestas arriesgadas con Tomás Nieto, su actual socio.

Ahora, con dos plantas -una en el Polígono del Trocadero y otra en la Zona Franca de Cádiz- y una treintena de tiendas, se enfrenta a un nuevo reto: La centralización de sus instalaciones en la capital y la mejora de todo el sistema de producción. ¿Es el mejor momento para hacerlo en plena crisis? El pensamiento ya rondaba en la cabeza de la dirección, pero también puede que no hubiera otro y las apuestas están para asumirlas.

La negociación con el recinto fiscal dio sus frutos y la empresa ha conseguido la mitad de la inversión prevista. En unas semanas entrarán las máquinas para empezar la construcción de una de las fábricas de congelados más avanzadas de Europa en 9.000 metros cuadrados.

La intención es reducir los tiempos de producción manteniendo la calidad del producto. «Es nuestro sello de distinción y a pesar de las ideas que traemos las nuevas generaciones queremos seguir siendo Procosur». La declaración la hace José Bautista Rivera, hijo de uno de los socios, que ejerce como portavoz de la empresa desde su puesto de gerente adjunto.

El pulpo cocido congelado seguirá siendo el buque insignia de la compañía, la primera que puso este producto envasado en los frigoríficos españoles. Nuevamente, la apuesta fue arriesgada, pero el negocio dio sus frutos. Hoy día la planta de El Trocadero se ha especializado y realiza a diario 40 presentaciones distintas.

En las actuales instalaciones de Zona Franca se elabora, con técnicas tradicionales, el resto de la producción de la marca gaditana. Son especialmente chocos, anillas de calamar, lenguados y atunes, procedentes de los principales caladeros del mundo.

A pesar del volumen de negocio -que supera los 40 millones de facturación anual-, Procosur continúa siendo una empresa familiar y ahora empieza a tomar las riendas la segunda hornada. Son los hijos de los socios actuales, aquellos que empezaron hace un cuarto de siglo. Todos han vivido el despegar de la marca y han crecido ligados al negocio del pescado. José y Leticia Bautista, Raúl Nieto y su mujer, Dolores Sánchez, aportan las nuevas ideas que van dando un giro a la marca y lleva el sello de Cádiz más allá de las fronteras nacionales.