Un agente custodia a un grupo de niñas que participaron en la protesta por el atentado perpetrado el lunes en Karachi durante la Ashura. :: EFE
MUNDO

Venganza talibán en un encuentro deportivo

Un ataque suicida causa al menos 88 muertos y 60 heridos durante un partido de voleibolLa matanza ocurrió cerca de la zona en la que el Ejército del país libra una guerra contra los insurgentes

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una nueva matanza de civiles tiñó ayer de sangre una aldea situada al noroeste de Pakistán. El atentado terrorista ocurrió en una pista polideportiva del pueblo durante la celebración de un partido de voleibol masculino, después de que un suicida accediera al volante de un todoterreno cargado de explosivos e hiciera estallar la carga. Al menos 88 personas murieron y más de 60 resultaron heridas a causa del atentado suicida, en lo que supone la respuesta más cruenta de los talibanes a la guerra que el Ejército del país, con el apoyo de Estados Unidos, libra contra la insurgencia en esta zona fronteriza con Afganistán.

El brutal asaltó sucedió en Shah Hassanjel, un paraje del distrito de Laki Marwat que se encuentra fuera de las áreas tribales paquistaníes pero que es fronterizo con Waziristán del Norte y del Sur, las regiones donde los talibanes tienen sus principales feudos. La detonación alcanzó de lleno a los jugadores de los dos equipos que en ese momento disputaban el partido y a los numerosos espectadores que lo seguían en directo. La onda expansiva provocó también que un edificio cercano se viniera abajo y ocasionó daños de una veintena de casas cercanas, que quedaron parcialmente destruidas. Al cierre de esta edición, los servicios de emergencias seguían buscando posibles cadáveres bajo los escombros.

Al parecer, un segundo vehículo huyó del lugar de los hechos. «Creemos que puede ser utilizado para perpetrar un ataque en otro sitio», reveló a varios medios el jefe de la guardia urbana, Ayub Jan.

A pesar de que los atentados en eventos deportivos son muy inusuales en Pakistán, el ataque no sorprendió a las autoridades, porque los milicianos están atentando en las últimas semanas en zonas muy concurridas, como mercados, para causar el mayor número de víctimas y generar pánico. Los milicianos talibanes, vinculados a Al-Qaida, controlan además varios enclaves en la zona y, según fuentes oficiales consultadas por 'Reuters', los habitantes de Shah Hassanjel habían formado una milicia armada contra los insurgentes, un fenómeno que comenzó a extenderse por Pakistán el año pasado.

Escalada violenta

Tanto el presidente del país, Asif Alí Zardari, como el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, se apresuraron a condenar firmemente en sendos comunicados el atentado de Lakki Marwat, según informó la agencia de noticias paquistaní APP. Los máximos dirigentes del país advirtieron que matanzas como ésta «no van a debilitar la determinación del Gobierno de luchar contra la amenaza del terrorismo hasta su total eliminación».

El Ejército paquistaní lleva a cabo actualmente una ofensiva contra la insurgencia talibán en la vecina Waziristán del Sur y difunde a diario un parte militar sobre sus avances y las víctimas que se registran durante la operación, aunque también protagoniza combates puntuales en otros distritos nororientales. Etso ha provocado una ola de atentados en las poblaciones cercanas. Ayer mismo, en la región tribal de Bajaur otros seis civiles -incluido un niño- fallecieron al explosionar por control remoto una potente bomba colocada junto a un vehículo por milicianos talibanes. Fuentes oficiales citadas por la cadena de televisión 'DawnNews' sugirieron que el objetivo del ataque eran varios miembros de una milicia local que combate a los extremistas.

Esta escalada violenta ha provocado también que los habitantes de la ciudad de Karachi, al sureste del país, realizaran ayer una huelga a modo de medida de protesta. El último gran ataque tuvo lugar precisamente en dicha urbe el pasado 18 de diciembre, en este caso contra una procesión chií que celebraba la festividad sagrada de Ashura, y segó la vida de más de 40 personas.

Los talibanes ya advirtieron en su día de que iban a responder con atentados a las acciones militares paquistaníes y extranjeras y han llevado a la práctica la amenaza. En los últimos tres meses, han matado a unas 700 personas a lo largo de todo el país, la mayoría civiles.