La nieve, que ha llegado a las latitudes más templadas, cubre góndolas y muelles de Venecia.
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Siberia se expande

La apoteosis de 'El Niño'. La intensa ola de frío que barre el hemisferio Norte coincide con el periodo de más intensidad de un fenómeno climático que se produce cada cinco años

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Diez kilómetros por encima de las islas británicas congelaba ayer a 60 grados bajo cero. A ras de tierra el ambiente era algo más templado, aunque seguro que a los viajeros atrapados durante 16 horas en el túnel submarino que cruza el Canal de La Mancha no les hubiese importado darse una vuelta por las alturas. La parálisis durante tres días de la línea ferroviaria entre París y Londres, orgulloso estandarte de los avances de la ingeniería europea, ilustra los problemas que el furioso temporal de frío y nieve ha causado en buena parte del hemisferio Norte. Aviones, trenes y carreteras se han visto atrapados en la gélida ola, que ha dejado un rastro de un centenar de muertos.

El General Invierno, aquel que derrotó a Napoleón y Hitler, ha vuelto a exhibir sus poderes. Esta vez ha acudido a su cita con cierto adelanto (el cambio de estación se produjo ayer mismo). Miguel Ángel Manjón, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEM), explica que la presencia de tan bajas temperaturas en latitudes templadas es un fenómeno más propio de meses como enero o febrero. «En esta época del año no suele ser fácil encontrar valores tan extremos, pero tampoco es un fenómeno extraordinario. Digamos que es una situación que suele darse con más frecuencia con el invierno ya más adelantado».

El origen de la dura climatología de los últimos días hay que buscarlo en 'El Niño', un fenómeno que se produce cuando hay un cambio de temperatura en las aguas del Pacífico. Entonces, se frena la circulación de los vientos Alisios y alteran los mecanismos que propician la formación de los anticiclones en las Azores, según la meteoróloga Margarita Martín. «La ausencia de altas presiones hace que la fachada occidental europea, donde se incluye la Península Ibérica, se vea azotada por un rosario de borrascas que en invierno se convierten en nevadas».

'El Niño' es el nombre que los colonizadores españoles dieron a un fenómeno que los indios sudamericanos conocían desde hace siglos. «Sabían que cuando había un cambio de temperatura en las aguas del Pacífico se producía una migración de los bancos de pesca. Cuando llegaron los conquistadores le dieron ese nombre porque la época de máxima intensidad coincide precisamente con la Navidad», ilustra Martín.

Ciclogénesis

'El Niño' está por tanto a estas alturas del año en su mejor momento. Eso significa que al menos hasta el 30 de diciembre el frente atlántico europeo va a verse afectado por una sucesión de intensas borrascas. «El periodo de máxima intensidad de este fenómeno, que se produce cada cinco años, propicia una situación de generación continua y rapidísima de borrascas en el Atlántico que viajan a toda velocidad hacia el continente europeo. Algunas son ciclogénesis explosivas y casi todas viajan hacia la zona de Irlanda y Gran Bretaña». La meteoróloga recuerda que una de esas perturbaciones que provocan vientos huracanados se tragó literalmente el 20 de diciembre de 1998 al pesquero 'Marero' y a sus ocho tripulantes cuando navegaban por el Cantábrico.

El flujo de borrascas declinará a partir de fin de año. La meteoróloga vaticina además que enero y febrero se caracterizarán por un régimen pluvioso superior a lo habitual en la fachada atlántica. El hemisferio Norte, mientras tanto, intenta recuperarse de la tiritona y hace un balance de urgencia que incluye la pérdida de un centenar de vidas humanas y daños que serán multimillonarios por el caos en el transporte.

Otros sectores como los comerciantes también se lamentan, sobre todo en la costa este de EE UU, donde las copiosas nevadas han arruinado la campaña de ventas navideña.