Una operaria limpia cuidadosamente el trofeo de la Copa Davis momentos antes de proceder al sorteo entre los equipos de España y la República Checa. :: EFE
Deportes/Mas-Deportes

Costa elige a Ferrer como número dos

Nadal abre la final de la Davis ante Berdych y el alicantino tendrá un hueso en Stepanek El frío y la bola alta, las mejores armas de España ante una República Checa que sorprende con su doble

BARCELONA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace frío en el Palau Sant Jordi, como en el 2000. Parece que se hubieran congelado los dos tiempos, el de las manillas y el climatológico. Uno conlleva el otro. Hace frío en el Sant Jordi y no se sabe si es que la calefacción no funciona o es que no la han encendido porque con frío la bola no va tan rápido. Stepanek se quejó de ello el primer día y es uno de esos enigmas secretos que se manejan entre los profesionales de la raqueta. Más calor, bola más rápida; más frío, bola más lenta, lo que quieren los españoles. Es lo mismo que hicieron en la final ante los australianos, que tenían características similares.

Eso y que la bola bote, sobre todo que le bote a Nadal, que es primordial para su juego. Una bola que con el «slice» se vaya alta y larga al revés de los contrarios, que les incomode en su juego y les obligue a cometer errores o a devolver en desventaja. Son las dos armas que España va a utilizar ante unos rivales muy completos.

El primer partido va a enfrentar a Nadal contra Berdych. Dos viejos enemigos que han acabado siendo amigos (estuvieron a punto de jugar dobles en Bangkok y no pudo ser por la lesión del español) porque el checo es un buen tipo que sólo cometió un error muy común entre los deportistas: hacer callar al público, una mala costumbre, de pésima educación, que empezó con Raúl en el Camp Nou, siguió con Berdych en Madrid, y acabó con Iniesta (cosa rara) ante Cristiano Ronaldo. Los malos ejemplos cunden.

Rafa ha crecido mucho desde entonces, pero Berdych se ha quedado sin progresar lo que se esperaba de él. Mitad por conformismo, mitad porque es un «dodotis» de cuidado. Se raja mucho en los momentos grandes. Tiene unos golpes planos estupendos, de los mejores del circuito, pero se atranca en los vericuetos tácticos: bola baja, bola alta, «slices», cambio de alturas, demasiado simple para Nadal, aunque éste no esté en su mejor momento. Y demasiado irregular también. Le puede ganar a Rafa en dura y a tres sets si el español tiene un mal día y él uno muy bueno. A cinco sets y en arcilla, tarea imposible para el checo. Tampoco parece estar a la altura de Verdasco ni de Ferrer.

El segundo encuentro es peliagudo y una de las claves de la eliminatoria. Ferrer ante Stepanek. Aunque fuera Fer, el número uno checo es un problema, y un problema gordo. Stepanek parece español, o más exactamente serbio: es chuleta, un chuleta simpático (tipo Djokovic), no se amilana. Y lo peor, es muy buen jugador de tenis. Domina casi todos los golpes y es especialista en presionar al rival sacando y subiendo, con una volea muy buena. Es alto y se coloca muy bien aunque tiene un pero: su derecha no es mortal, casi su peor golpe (Costa insistió este jueves en meterle bola alta ahí). Por el contrario, es un tenista especialista en sacar de sus casillas a los rivales, protesta, se burla, hace guiños y gestos. Si no estás muy avezado o eres joven, te acaba sacando del partido. Y tiene buen revés. Otra pega: tiene 30 años y le pueden pesar tres partidos.

Partidos intensos

Los especialistas aseguran que no le pesaron ante los croatas, pero, un set jugado ante Nadal es como dos sets ante cualquier otro. Lo saben los centroeuropeos.

Sí hay un peligro es este punto porque Stepanek le puede ganar a cualquiera que no sea Nadal (incluso Rafa corre peligro). El doble es harto complicado. Los checos dicen que van a sacar a Dlouhy (seis mundial en dobles) y a Hajek, pero nadie se lo cree. Todos piensan en Stepanek y Berdych, que tienen un baremo excelente. Los galácticos son buenos, pero no tanto, aunque de ellos siempre se puede esperar lo mejor y... lo peor. A saber cómo han dormido, cómo se levantan, qué sensaciones tienen.