LO QUE YO LE DIGA

Papá era un asesino

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Resulta complicado entender ciertas motivaciones, las razones que llevan a alguien a tomar una determinada decisión. Un poner. Hay una chavala en San Francisco (que es un pueblo de los EE UU) que dice que su ya difunto padre fue el asesino del zodíaco, un fulano que a finales de los sesenta le dio mulé a cinco personas, aunque la policía siempre sospechó que separó la vida del cuerpo de varias decenas más. El malvado acaparó una gran atención de los medios tras enviar cartas y notas a un periódico de la ciudad y el fiscal encargado del caso. También se hicieron películas recordando el caso -ahí está el cruel Scorpio de Harry el Sucio, con Clint Eastwood, o la reciente Zodíaco-. Y ahora viene Deborah Pérez y no sólo asegura que todo lo hizo papá, sino que hasta dice que, sin saberlo, le acompañó en alguna de sus correrías y escribió notas que recibió el fiscal.

¿Qué rayos pasa por la cabeza de estas personas? El afán de notoriedad puede con todo. No es cierto que el mundo se mueva por dinero. Ni por el deseo de poder. Ni siquiera por el sexo. Todo lo puede la vanidad. Ésa es la verdadera reina. La tal Déborah está dispuesta a decir que su padre era un hombre sanguinario y cruel con tal de llenar titulares y la saca todo lo posible (¡va a hacer un documental!). Es irrelevante si dice o no lo verdad, sólo importa que está dispuesta a vender la memoria del padre. Estas cosas acaban por pasar factura. Fíjese en el PNV, toda la democracia en Ajuria Enea y mañana se va a la oposición. La de jelkides que se van a quedar parados tras toda una vida sin trabajar...