Con los años justos

Una edad apropiada se exige siempre a los toros de lidia y a los vinos solventes. El Banco de España, que acaba de avisar que este año de desgracia puede entrar en pérdidas la Seguridad Social, recomienda retrasar la edad de jubilación. Hemos pasado, en una década, que se pasa en un vuelo de aves migratorias gubernamentales, de tener los jubilados más jóvenes de Europa, a rogarle a los trabajadores que sigan en su trabajo hasta que estén completamente exhaustos. Hasta hace muy poco tiempo presumíamos de tener las clases pasivas más juveniles del mundo, del mismo modo que aquel circo alardeaba de tener los enanos más altos, que eran personas absolutamente normales, aunque más bien bajitas.

No nos salen las cuentas, eso es todo. El llamado relevo generacional se ha atascado porque no hay ofertas de trabajo y lo normal es sustituir un empleo por ninguno. El señor Fernández Ordóñez, que lleva una buena temporada sin darnos noticias agradables, no debe ser acusado de pesimismo: es que no puede dar otras, qué más quisiera él. Ahora nos advierte de que la Seguridad Social está muy insegura, ya que va a entrar en números rojos este mismo año. Ya sabemos que los números rojos chorrean sangre, por mucho que el presidente, señor Zapatero, siga desplegando la mejor de sus sonrisas, que por cierto nadie sabe cuál es, ya que tiene muchas.

Una cosa es ser alarmista y otra negarse a gritar ¡fuego! cuando se incendia el teatro y recomendarle a los espectadores que sigan en sus butacas hasta morir. Pueden conservar la calma, pero corren el riesgo de perder la vida. De momento lo que se les pide a los españoles de cierta edad es que sigan trabajando. Ya tendrán tiempo para descansar en paz.