PANORAMA VASCO

Euskadi desfondada

El ambiente anodino en que se está desarrollando la campaña electoral en Euskadi no prejuzga el grado de participación que pueda acabar registrándose el 1 de marzo. De hecho, los ciudadanos vascos han dado muestras en los últimos años de un singular vigor a la hora de acudir a las urnas, un gesto de compromiso democrático que responde al impulso de una sociedad en la que la política continúa estando muy presente; pero que probablemente también responda a la anormalidad de un país en el que la pervivencia del terrorismo y de su sombra amenazadora sigue cuestionando la solidez de esa misma democracia.

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Con todo, esta campaña está dejando la huella de un desfondamiento que no debería atribuirse sólo a la bruma depresiva que ha extendido la crisis económica. Es una indolencia que alude a un ciclo en vías de agotamiento, cuya combinación con las exigencias de la crisis está dejando a los candidatos sin el brío preciso para interesar al electorado más allá de quienes están ganados ya para sus siglas. Un dejarse ir que acostumbra a favorecer, por inercia, al que ostenta el poder frente a la tentativa de cambio.