PAN Y CIRCO

La red

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unque, siguiendo la pauta de los comentaristas profesionales, también he empleado la imagen del colchón para designar el amplio y tranquilizador margen de puntos que separa al Cádiz de sus inmediatos seguidores, en mi opinión, sería más adecuado y menos peligroso comparar esta distancia con esa red protectora que emplean en los circos con el fin de evitar que, tras un despiste, los trapecistas y los equilibristas den con sus huesos en el duro suelo. El colchón, como es sabido, sobre todo si está bien mullido, induce el sueño y estimula los sueños. Con esta explicación no pretendo, ni mucho menos, dar a entender mi convicción de que la nueva derrota ante el Conquense es la consecuencia de la prematura relajación de los profesionales. Éste sería un análisis excesivamente simplista y parcial. Mi intención es mucho más elemental porque sólo me propongo insistir una vez más en la conveniencia de evitar expresiones que den a entender que esta temporada es cómoda, fácil y placentera. El colchón es un término que, con facilidad, asociamos a unas actividades que como dormir, descansar, acostarse, holgar, tumbarse, relajarse o, incluso, sestear no son las más adecuadas para salir de este oscuro pozo. Repetimos una vez más que no es lo mismo tener confianza que confiarse. Tras el largo trecho de Liga recorrido, los aficionados cadistas hemos de tener confianza en la competencia de los técnicos y en la calidad de los jugadores. Sabemos que el equipo posee capacidad suficiente para ascender. Javi Gracia, los demás técnicos y los profesionales integrantes de la plantilla nos inspiran confianza, esa esperanza, razonable y fundamentada, en que podrán superar las dificultades que le salgan a paso y en que serán capaces de vencer los obstáculos imprevistos. Los profesionales también han de tener confianza en la afición. Pero todos hemos de evitar la tentación de confiarnos demasiado relajando la tensión y bajando la guardia.