Tregua dudosa

Lo más terrible, aparte de las muertes de civiles, aparte sobre todo del asesinato de niños, es algo que planea sobre todos los asuntos de política internacional. ¿No es escabrosamente sospechoso que la tregua anunciada coincidiera con la proclamación de Obama como presidente de los Estados Unidos? ¿Es quizá demasiado loco aventurar que hicieron todo el paripé de la paz, del alto el fuego, para que el gobernador del mundo disfrutara de una investidura impoluta, que no estuviera empañada por el drama terrible, la locura y el fanatismo que se vive en los territorios ocupados?

Sólo el hecho de pensar por un momento que esto, efectivamente, fuera así, que las razones de la tregua no fueran otras que dirigir la atención exclusivamente a Washington, a mí me sobrecoge el corazón. Me hace pensar con verdadera desesperanza en este mundo, donde las cosas que pasan no obedecen nunca a lo que nos cuentan, donde las muertes no significan un carajo para los que llevan la batuta, donde, por haber nacido en una parte del mundo, la vida vale menos que nada, y donde los poderosos se llenan los bolsillos a costa del sacrificio de vidas humanas.

Desconocemos los designios que mueven el mundo, son más oscuros aún que los que atribuimos a nuestros dioses cuando no sabemos explicar por qué ocurren los horrores que ocurren.

Solo podemos intentar adivinar las razones ocultas, elucubrando, poniéndonos siempre en lo peor, buscando las razones más abyectas, y aún así, sospecho, siempre nos quedaremos cortos.