A PASO CORTO

Vergüenza torera y médica

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Que todos los españoles tenemos derecho a ser asistidos por la sanidad pública es una de esas premisas con las que nos criamos en este país los bebés de los setenta. Pero mientras más contacto se tiene con el sistema sanitario más comprobará usted que esto tampoco es dogma de fe. Mientras que el acceso a la información se ha popularizado -cualquiera tiene a mano un Vademecum o puede guglear una patología- ,un trato sanitario digno es un derecho lejano para muchos. Si no que se lo pregunten a los enfermos terminales de la Sierra que no tienen acceso a los cuidados paliativos en su domicilio. Como lo lee. Si usted no ha tenido la desgracia de verse en la situación de tener que despedirse de un ser querido de forma lenta y agónica, debe saber que no todos los ciudadanos de esta provincia pueden utilizar los servicios que se dan por básicos en la Bahía. Si decide vivir en cualquiera de los pueblos serranos sepa que el traslado en ambulancia para recibir un tratamiento de quimioterapia puede durar hasta cuatro horas. Y digo ambulancia, por llamarlo de alguna manera, porque no van equipadas con medios ni acompaña personal sanitario. Para colmo de males, algunos profesionales de la salud han perdido o nunca tuvieron la educación más básica, aquella con la que hay que tratar a las personas.

En el hospital de Villamartín, sin ir más lejos, se repiten los casos de malos modos con los usuarios. Médicos que gritan a los familiares de los pacientes, enfermeras de enlace que no ejercen como nexo de unión entre el sistema y el enfermo, o un personal de enfermería escaso es lo primero que se encuentra un gaditano de la Sierra cuando acude al hospital. Hace unos días la propia consejería de Sanidad publicó un estudio en el que se reflejaba que la profesionalidad y la capacitación del personal sanitario es el aspecto más valorado por los andaluces, frente al trato y la atención recibida, aspectos sobre los que un gran número de pacientes cree que se debe de mejorar. Para empezar, y sobre todo en los hospitales de gestión privada, habría que recuperar algo básico para andar por este mundo y que en mi pueblo se llama vergüenza torera... y médica.