PAN Y CIRCO

Responsabilidad

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ambién los aficionados, conscientes de los momentos delicados por los que atraviesa el club amarillo, hemos de ser responsables. Una vez que hemos asumido el descenso, hemos de reconocer -con serenidad y con realismo- que, en contra de las opiniones de quienes están convencidos de que la situación del Cádiz ha tocado fondo, la entidad puede seguir descendiendo a unos niveles futbolísticos, sociales y económicos aún más oscuros y profundos. Si los dirigentes no aciertan en la administración de la crisis que actualmente tiene planteada -fíjense, por ejemplo, en el Oviedo-, el Cádiz puede bajar a Tercera y, lo que sería aún peor, desaparecer. La calidad futbolística, el equilibrio económico y la fidelidad de la afición son unos factores frágiles que, además de ser esenciales, interdependientes y complejos, requieren unos cuidados especializados. Si se reincide en los graves errores que se han cometido durante las últimas temporadas, el naufragio puede arruinar aún más las arcas y alejar definitivamente a la afición. A mi juicio, la tentación más peligrosa en estos momentos puede consistir en tratar de encandilarnos nuevamente generando unas expectativas excesivas y asegurándonos que, con los nombres de un entrenador de postín y de unos jugadores de renombre, el ascenso estaría al alcance de la mano. Para evitar, en la medida de lo posible, que otra vez más nos sintamos defraudados, es necesario que nos detallen de manera clara la situación real de la economía y que nos expliquen de forma minuciosa las posibilidades de mejorar la calidad de la plantilla. No olviden, por favor, que una buena afición es la que, además de entusiasmo, posee una permanente actitud crítica. El Cádiz actual, más que un estirón, necesita que, con nuevas semillas -las de los chavales de las secciones inferiores- y con abono nutritivo -el de dos o tres fichajes acreditados-, ahonde más las raíces y desarrolle un tronco más resistente.