PAN Y CIRCO

Control

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n este impasse en el que el Cádiz no termina de desgajarse de la Segunda División ni tampoco de instalarse en el grupo de la Segunda B que le corresponde por los tropiezos de la pasada temporada, todos nosotros -pero, en especial los señores consejeros- deberíamos evitar dejarnos influir por la ansiedad e impedir que nos embarguen unos comprensibles sentimientos de decepción. Esperamos que, en estos momentos de desilusión, los dirigentes del club amarillo controlen sus impulsos y eviten adoptar decisiones que podrían perjudicar el crecimiento de nuestro equipo. En mi opinión, además de desarrollar un especial esfuerzo para controlar la economía, deberían administrar las emociones y, sobre todo, no caer en la tentación de formular fáciles promesas con la intención de generar ilusiones. Por mucho que lo demanden los entusiastas aficionados, sería suicida hacer desembolsos millonarios para fichar a unos futbolistas cracks que arruinaran aún más la sociedad y, lo que es aún más grave, que generaran la desigualdad económica de la plantilla cuyas consecuencias se reflejarían directamente en el césped. Como acaba de demostrar la Selección Española, lo importante no es poseer un super astro que nos deslumbre a todos, sino configurar un grupo bien conjuntado y adecuadamente preparado. También constituiría un grave error que se dejaran contagiar por esa amarga sensación de desaliento que ha invadido a gran parte de los cadistas tras el fracaso de la temporada pasada. En medio de los estruendos del fragor de la tempestad es cuando los capitanes han de mantener la calma, el pulso firme y fría la mente. Como indica Ignacio de Loyola, «en tiempos de turbación lo mejor es no hacer mudanzas».