ROCío 2008

Un largo día de Camino deja a Jerez a las puertas de la Aldea almonteña

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La segunda noche de Camino no fue tan benigna como la de Marismilla. En Carboneras hizo aparición el frío, que obligó a los romeros a recogerse un poco antes en sus tiendas de campaña y remolques. De nuevo, el Rosario constituyó el punto álgido de la noche, un Rosario que en esta ocasión estuvo organizado por los peregrinos, quienes quisieron dejar su sello dando cera a los que participaron en el mismo y presentando una imagen que tiempo atrás no se veía. La participación –pueden estar contentos Felipe Morenés y el obispo– fue excelente. El momento más emotivo de ese rezo nocturno en el corazón del Coto de Doñana fue el de las peticiones. Cada uno hizo la que quiso y se tuvo un recuerdo muy especial para todos los rocieros que ya descansan en las marismas eternas con la Madre de Dios del Rocío. Se reprodujo entonces uno de esos momentos que tiene el Camino de Jerez y que son para vivirlos y poder comprobar que la Romería y el recorrido hacia la Aldea no sólo son una juerga. Es obvio que hay algo más que, sin duda, responde a la espiritualidad que impera en la mas importante concentración de romeros de nuestra baja Andalucía.

Siguieron los cantos y rezos ante el Simpecado morado de Jerez, pero en menor profusión que en la noche anterior por dos motivos imperantes: el primero el frío, y el segundo, el cansancio y el madrugón del día siguiente. De hecho, a las seis y media tocaron diana ayer para cumplir con la previsión de salir de Carboneras a las ocho de la mañana.

Cerro de los Ánsares

El primer tramo de la marcha se cubrió hasta el Cerro de los Ánsares y allí se dispuso la Hermandad a celebrar la Eucaristía a las diez y media, siendo el responsable de ello el Director Espiritual de la hermandad, Padre Alexis. Para nuestros romeros , la misa del Cerro de los Ánsares supone cada año uno de los momentos más deseados del camino, y la verdad que cada cita que se hace para invocar a la Virgen resalta la espiritualidad y el gozo tan característicos de esta Romería y de la devoción a la Blanca Paloma.

Curiosamente, este año vienen haciendo el camino con Jerez tres peregrinos almonteños a los que se les ve agarrados a la vara del Simpecado. Es imposible encontrarse con la Carreta de Plata sin que ellos aparezcan. Muy probablemente, recordarán toda su vida el año que hicieron el Camino por el Coto con la Hermandad de Jerez. Ademas, con Javier Escobar, el delegado de los peregrinos de la Junta, no les faltara ningún detalle.

Aún se notaba el frío intenso en el Cerro de los Ánsares, donde el Arcángel San Gabriel se volvió a aparece a María para anunciarla ante el Simpecado de Jerez. Indudablemente, este bellísimo pero dificultoso Cerro de los Ánsares se ha convertido con los años en el cerro de oración y de la espiritualidad para la Hermandad jerezana.

Con esfuerzo continuó el camino de los romeros de nuestra tierra, que paso a paso se iban aproximando al Corral de Félix, y de allí al Cancelín buscando la Laguna del Sopetón, que fue el lugar donde la Hermandad llevó a cabo su rengue de almuerzo.

Antes de instalarse en la Laguna del Sopetón y sacar las cacerolas, los guisos y las tapitas más variadas y exquisitas –en el Camino se degustan manjares realmente maravillosos– quedaron atrás el Corral de la Cita y el Rincón del Guerrero, parajes del camino que destacan por sus particulares encantos. Merece la pena poder realizar este Camino hacia el Rocío sólo por contemplar esta maravilla de la naturaleza que los andaluces tenemos tan a la mano. Casi nada es repetido en Doñana y los paisajes se suceden unos a otros diferenciados por los colores, las formas, la flora e infinidad de motivos que los hacen distintos.

El descanso y avituallamiento sirvió para una nueva convivencia de los romeros. La jornada, a pesar de la dureza en el deambular tanto para las carretas como para los vehículos y no digamos para los peregrinos, marcaba los rictus del cansancio en el rostro de los romeros, pero a su vez se empezaban a ver en los semblantes la alegría y el gozo que originaba el saberse cada vez más cerca de la Aldea y a cada paso más próximo a la Virgen del Rocío, el centro indiscutible de este éxodo por las arenas.

La Hermandad retomó el paso para atravesar por la zona del Puntal y el caño del Peral. Todo este camino camino presenta un paisaje de matorral bajo pero viendose a lo lejos, la arboleda y palmerales que lo rodean.

Llegada a Palacio

La caravana de Jerez recalaba poco después en Palacio, un lugar lleno de historias y leyendas donde residió la hija de los príncipes de Eboli, Doña Ana, que fue la que le dio el nombre al Coto. Se dejó Palacio –la Hermandad acampaba allí hace años– y pasando por las Pajareras, la Raya –que en ocasiones parece eterna e interminable– y el Algibe del Lobo se alcanzó la zona denominada como Guaperal, el paraje en el que Jerez monta su campamento y pernocta la ultima noche del Coto. Antes de llegar a este espacio tan cerquita ya de la Aldea, la Hermandad tuvo que parar un buen rato después de que a una de las carretas se le rompiese una rueda. Entre unos y otros echaron una mano y, finalmente, se pudo completar lo que quedaba hasta Guaperal.

Ya están ahí

Como en las dos anteriores noches, los romeros se prepararon para el descanso y el rezo del Rosario, quien aguantó despierto. El día de ayer se hizo muy largo, los kilómetros y la diana tan tempranera hicieron mella en parte de la expedición rociera de nuestra ciudad.

Una vez mas, cabe destacar la ausencia de incidentes graves o dignos de mención, excepto los clásicos atascos por las arenas de los vehículos.

La presentación

Y hoy sábado es el gran día de la presentación de las hermandades ante la Reina de las Marismas. Jerez celebrará la misa antes de llegar a la Aldea y se volverán a vivir esos momentos plenos de encanto y emoción en las calles Bellavista y Muñoz y Pavón, donde la mayoría de las casas están ocupadas por jerezanos. A eso de las dos y media de la tarde Jerez habrá saludado a la Virgen del Rocío ante su ermita.